MALOS MODOS

El antisemitismo en la 4T

Seamos justos: el antisemitismo cuatroteísta es simplemente, primero, un recordatorio de que ese cáncer es, también y desde siempre, muy propio de las izquierdas, pero sobre todo de que, por mucho que no se traduzca en agresiones físicas, es muy propio de nuestro país en general

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Hay un problema de antisemitismo en la 4T, lo que significa: entre sus protagonistas y entre sus seguidores? Sin duda. Sé lo que viene: ¿cómo va a tener un problema de antisemitismo el movimiento que muy probablemente convierta a Claudia Scheinbaum en candidata a la presidencia? Es cierto. No puede decirse que haya un problema esencial de eso, de odio antisemita, en el chairismo institucional. Vaya, que el antisemitismo está lejos de determinar las políticas obradoristas. Con todo, hay un par de observaciones que hacer.

La primera es que ni la propia Scheinbaum se salva. Desde siempre, y más en semanas recientes, Jalife se ha dejado ir contra la ex jefa de Gobierno con el discurso racista y conspiranoico que lo distingue. De nuevo, veo venir la respuesta: el señor no participa en las decisiones de gobierno; pertenece a la periferia lunática del movimiento (a la periferia lunática de la periferia lunática, pues). De acuerdo también. Dicho esto, el señor es colaborador de La Jornada y, sobre todo, es un comentócrata que, dentro del obradorismo, no solo se pasea de lo más campante por los medios afines, incontestado, libre de críticas salvo alguna excepción, sino que lo hace con frecuencia, entre piropos y con la etiqueta de –háganme el chingado favor– “especialista”. Ahí tienen la desafortunada entrevista que le hizo Hernán Gómez meses atrás.

La segunda observación es que el problema ni de lejos se limita a este personaje. El antisemitismo, aquí y donde sea, no es exclusivo de la marginalidad fascista. Le rascas tantito y ciudadanos digamos del común, incluso medios de un respetable progresismo, dejan brotar el prejuicio (actos fallidos como cubrir los bombardeos en Líbano, tiro por viaje, en términos de “la aviación judía”). Para no movernos de México, los invito a leer los comentarios a cualquier columna de Enrique Krauze; o las aberraciones que tuvo que soportar otro Krauze, León, cuando habló de la infiltración rusa en la campaña de AMLO; o, más recientemente, el despliegue de odio racista contra Carlos Alazraki, incluidas una caricatura babeante de Rapé, con esvásticas incluidas, y las referencias a Goebbels de nuestro presidente, que se permitió aplicarle el término “hitleriano” a un ciudadano de origen judío que comete el pecado de ser crítico con su gobierno.

Seamos justos: el antisemitismo cuatroteísta es simplemente, primero, un recordatorio de que ese cáncer es, también y desde siempre, muy propio de las izquierdas, pero sobre todo de que, por mucho que no se traduzca en agresiones físicas, es muy propio de nuestro país en general (ojalá el wokeísmo patrio lo recuerde cuando se llene la boca con lo del racismo estructural y lo de que no hay racismo a la inversa). En fin, que la 4T, simplemente, demostró que en esto, sin duda, sí que es igual.

 

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

 

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