AGENDA LEVANTINA

Kissinger, Latam y medio oriente

Como parte del juego de ajedrez de Estados Unidos con los soviéticos durante la Guerra Fría, Kissinger se convirtió en un partidario inquebrantable

OPINIÓN

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Marta Tawil / Agenda Levantina / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, abogó este lunes por una normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita, en vísperas de un viaje muy simbólico al reino saudí. El apabullante pragmatismo de Blinken hacia el tema árabe-israelí se inscribe en la herencia del exsecretario de Estado estadounidense, Henry Kissinger, quien cumplió 100 años de edad, el pasado 27 de mayo, y cuya obra más reciente, Liderazgo, acaba de ser traducida al español (Penguin Random House, 2023).
De la era trágica de su historia familiar, Kissinger extrajo una visión oscura de la naturaleza humana que dio forma a su relación con la geopolítica y la democracia. En los mundos latinoamericano y árabe en plena convulsión, su estrategia de 1969 a 1973, al ser Consejero de Seguridad Nacional, y luego tras asumir el cargo de Secretario de Estado hasta 1977, se basó en generar las condiciones para una estabilidad en los términos de Washington y a costa de la paz.

Como parte del juego de ajedrez de Estados Unidos con los soviéticos durante la Guerra Fría, Kissinger se convirtió en un partidario inquebrantable y, al menos en el caso de Chile, co-conspirador, de los golpes de Estado y dictaduras militares que se extendieron por Sudamérica en la década de 1970.

En Argentina, no dudó en apoyar a la junta militar mientras ésta asesinaba a decenas de miles de opositores.

En el mundo árabe, se le considera tanto un "hombre fuerte" como un conspirador.

La guerra árabe-israelí de octubre de 1973 le abrió el camino para desplegar su talento, con el cual consiguió que Washington se convirtiera en el único actor extrarregional con poder para influir en las negociaciones.

A costa de Palestina y Líbano, Kissinger consolidó las alianzas con Israel y las monarquías árabes del Golfo e inició una diplomacia de ir y venir entre los protagonistas del conflicto hasta encontrar un terreno común entre Israel y Egipto por un lado, y entre Israel y Siria por el otro.

Israel y Egipto firmaron la paz en 1979, mientras que Hafez el-Asad pudo erigirse en uno de los guardianes de la frontera con Israel (algo que sigue haciendo la dinastía Asad, a pesar de la ocupación de los Altos del Golán).

Henry Kissinger sigue asesorando a diplomáticos en diversos temas. Sus métodos de realpolitk que desatienden las causas estructurales de los conflictos son motivo de elogio de políticos e intelectuales en todo el mundo.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en su interés por ganar la reelección, hace malabares en Latinoamérica, entre principios y pragmatismo.

En cambio, en Medio Oriente, sigue operando el pragmatismo a la manera de Kissinger: lograr la normalización israelí-saudita, con alcances y consecuencias en el escenario palestino y árabe en general.

POR MARTA  TAWIL

INVESTIGADORA DE EL COLMEX

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