OTROS ÁNGULOS

La falsa salida de la medicina privada

Llegar a Urgencias es pagar por el aire que se respira... Internarse para recibir “atención especial, de calidez o cercana”, puede arruinar a una familia

OPINIÓN

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Raúl Cremoux / Otros Ángulos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En materia de salud, donde debiéramos estar en los primeros lugares, somos penúltimos y hasta últimos en las clasificaciones internacionales de la OCDE.

            No estábamos tan mal al final del anterior sexenio, esa misma organización de 40 miembros considerados como los mejores para vivir y desarrollarse, llegó a ubicarnos en la posición 14. Éramos un ejemplo en los sistemas de vacunación y merecimos honores diversos e importantes . Pero, desde el comienzo de este sexenio y ondeando la bandera contra la corrupción, se transfirieron las compras de medicinas a la Secretaría de Hacienda. Ahí una señora fue designada para manejar el complejo arco iris de cientos de miles de medicamentos para distribuir a su vez, a miles de pueblos diseminados en todo el país.

            A su vez, como por arte de magia negra, se canceló el Seguro Popular que atendía a casi 24 millones de personas, lo más pobres a los que se les prometió atención prioritaria. A esa acción se le cubrió con una tela oscura a la que se le llamó INSABI. Tres años después, se le quitó la tela que lo cubría y resplandeciente se iluminó el fracaso. Todos los haberes, ¿cuáles? Se trasplantaron al ya saturado IMSS y se le añadió el calificativo de bienestar.

            Mientras esto ocurría, la pandemia del COVID 19 barría con la población. Un país con el mismo número de pobladores, Japón, con 124 millones, sólo perdió 29 mil personas y México llegó —oficialmente—, a perder más de 700 mil. Claro, se nos defendió con estampitas, recomendaciones de No mentir, No robar y No traicionar.

            El que era subsecretario de Salud y ahora Rey de la Cofepris, acaba de achicar, cambiar, mutilar las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) para la atención de pacientes con cáncer, diabetes que cambian las guías y protocolos para diagnósticos y tratamientos. El secretario de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, Éctor Ramírez Barba indica que esto deja a millones de mexicanos en la incertidumbre.

            Todas y cada una de las medidas de esta administración han sido aprovechadas por la medicina privada. Comencemos por lo menor, ningún hospital privado tiene estacionamiento gratuito. Es lo contrario, estar en la sala de espera cuesta y hay que agregarlo a que las consultas no bajan de 2 mil pesos por unos cuantos minutos; los estudios, del tipo que sean, desde un antígeno prostático a un parto, suelen costar lo mismo mil que 90 mil pesos.

            Llegar a Urgencias es pagar por el aire que se respira, todo cuesta, los instrumentos venidos de Israel o de Alemania, las medicinas; sus precios, siempre son más altos que en las farmacias. Internarse para recibir “atención especial, de calidez o cercana” durante una semana, puede arruinar a una familia.

            Ante esta crisis provocada por la ineptitud gubernamental que ha dejado una estela de muertos, la población cuando puede, acude a la medicina privada sabedora que tendrá que pagar y mucho o atenerse a sufrir con los dictados de Hugo López Gattel. O bien tratar de evitar los riesgos que aún con dinero, dolor y sangre se da en hospitales que se auto nombran los mejores de América Latina o del mundo. Todos sabemos que no podemos recurrir al hospital militar o al que donde el Presidente se hace sanar del corazón.