COLUMNA INVITADA

El día después

Me parece que debemos tener claro que no somos enemigos, ni siquiera adversarios

OPINIÓN

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Sara Morgan / Columna Invitada / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Habría que analizar si en realidad nos estamos percatando que cada día nos intoxicamos más dentro de nuestros ambientes de vida. Muchas personas que conviven en un solo espacio no tienen puntos de coincidencia, y todos piensan que tienen razón. Lo que genera conflictos cada vez más frecuentes y con consecuencias, mucho más graves. Ayer transitamos por una contienda política, donde las baterías sociales quedaron agotadas, sin posibilidad de retomar una convivencia que pudiera unir a las contrapartes. La consecuencia de lo anterior, es una disminución de recursos indispensables para una vida saludable, cuando concluye una contienda política, como la reconexión social, cuya utilidad representa el tener vías para poder seguir adelante; bajo un panorama resiliente para los que perdieron, y de confraternidad para los que ganaron, sin embargo, el fenómeno que se presenta en la actualidad no es de una lucha con reglas, sino otra; de creciente agresividad donde quien gana, tiene la intención de dañar al contrincante. Llegar a ese punto nos obliga a reflexionar, sobre nuestra actuación individual, en un país, donde lo que sobra es el enojo.

Me parece que debemos tener claro que no somos enemigos, ni siquiera adversarios. Vivimos en un solo país, y para muchas personas, es lo único que poseemos, porque, el arraigo no sólo se impone por el territorio donde nacimos, incluye nuestra cultura, la lengua, las costumbres, la forma de vida. Nuestro apego es tal, que millones de compatriotas que han migrado hacia Estados Unidos, siguen enviando dinero para comprar terrenos o casas en este país. 

Por ello, debemos saber que los planteamientos tajantes, en los que se pretende dividir, en realidad esconden intereses particulares que se definen desde el poder, por medio de diferentes tipos de violencia y trampa. La vacuna es apreciar que dichas retoricas son irrelevantes, frente a lo que realmente importa, que es la mejora en los sistemas de vida de cualquier lugar. 

Seguro te preguntas, por qué no existe un costo político, cuando es evidente el abandono en la obligación pública, como mantener una Ciudad con transporte seguro, con trabajos de calidad, educación eficiente y ante actos de corrupción evidentes e infames. Eso tiene una explicación compleja que podemos acotar de la siguiente manera: Durante la última mitad del siglo pasado; y la presente se han elaborado discursos violentos y destructivos; ya fuera en el área económica o social; diferentes de aquellos que fueron inspiradores durante la primera mitad del siglo XX; y que dieron paso a los derechos civiles. Así, se crearon políticas públicas; que privilegiaron la disminución de la calidad educativa, por lo que se incrementó un bloque cada vez más nutrido de personas con analfabetismo funcional, es decir, aquellas personas sin la habilidad de entender, evaluar, usar y vincularse con textos escritos para participar en la sociedad, alcanzar metas personales y desarrollar su propio conocimiento y potencial.

Lo relevante de este tema, es que este grupo de ciudadanos cada vez más grande, resultaron un detonante del voto para algunos políticos que ante su vulnerabilidad prometieron o amenazaron a los mismos con la obtención o pérdida de sus estímulos de ayuda social.

Probablemente pienses que ello se refiera a personas en situación de pobreza, pero en realidad, muchas personas en México, a pesar del origen socio económico, padecen de este tipo de analfabetismos, así que creer que sólo se refiere a un determinado grupo es un error, de ahí que resulta importante que en los núcleos familiares, tengamos un especial interés en nuestros adultos mayores o adolescentes, quienes son los más afectados con noticias falsas o amenazas sobre la pérdida de sus pensiones, ya sean por jubilaciones o por programas sociales. Por otro lado, respecto a los más jóvenes, que gustan de conciertos o actividades gratuitas, buscar charlas en las que tengan claro que podrían estar perdiendo algo mucho más valioso que el acceso de sus artistas favoritos en determinados lugares. El plantear una pirámide de prioridades, donde el trabajo de calidad ocupe un lugar en la base, genera una consciencia social diferente y un sistema de creencias sano que evitarían el sesgo manipulador.

En ese sentido, lo mejor que nos puede pasar, será una política de trascendencia que provea soluciones a los conflictos como seguridad, educación, pobreza, deterioro de salud y justicia, con un requisito indispensable; el tiempo en el que se desarrollen dichas políticas públicas, debe estar limitado a corto y mediano plazo.

Como te pudiste percatar la responsabilidad de lo que vivimos actualmente fue conjunta, ya que al tener un desbalance de privilegios se afectó a todo el conjunto, por ello dejar el egoísmo de lado y promover cadenas de soporte, para ayudarnos desde un contexto diferente como el edificio, la calle, tu colonia, y estado, dará una salida privilegiada a políticos con ambiciones de poder individual.

Es momento de entender que el compromiso es una necesidad conjunta en el entendido de que en un mundo, donde casi llegamos a 8 mil millones de habitantes, la única solución es compartir y ayudarnos.

POR SARA MORGAN

@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL
DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB

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