CRUZ Y GRAMA

Texcoco enterró a Atlacomulco en la tercera caída; un cuarto de siglo después

Delfina Gómez logró vencer en la llamada "batalla maestra"

OPINIÓN

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Hugo Corzo / Cruz y Grama / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La primera vez que la oposición puso en jaque la hegemonía priista en el Estado de México –entidad que nunca había tenido alternancia y hoy la tendrá, a partir del 16 de septiembre de este 2023– fue hace 24 años. 

El 4 de julio de 1999, el entonces perredista Higinio Martínez –candidato del sol azteca al gobierno estatal– tuvo en sus manos la primera estocada al Grupo Atlacomulco, esa entelequia de gobernantes mexiquenses (de donde salieron dos Presidentes del país) cuya existencia nunca admitieron los priistas del Edomex. Recientemente, Emilio Chuayffet machacó de nuevo con su (in)existencia.

Aquella elección colocó al tricolor Arturo Montiel como Gobernador, con apenas 4 de cada 10 votos de los que hoy (según el conteo preliminar) tiene la virtual primera Gobernadora del Edomex, Delfina Gómez. Montiel tuvo un millón 371 mil 564 votos (hoy, Delfina lo supera por más del doble). El panista José Luis Durán logró un millón 146 mil 71 sufragios, apenas 225 mil 493 menos.

Pero no fue el segundo lugar en aquellos comicios quien pudo poner fin al cacicazgo priista: era el medallista de bronce Higinio Martínez, creador y líder del Grupo Texcoco, quien tuvo en sus manos ese poder y consideró que aún no era momento. El médico Higinio obtuvo 710 mil 500 votos en aquella campaña, que a mí me tocó cubrir de cabo a rabo. Eso es más del triple de lo que hacía falta para derrumbar al PRI y formar el primer gobierno de coalición. 

Así lo habían proyectado Durán e Higinio semanas antes, con una presunta negociación para que el menos favorecido en las encuestas un mes antes declinara en favor del segundo lugar virtual. Pero no era el momento, o al menos, la historia nos confirma que eso no ocurrió. Era apenas la primera caída. 

La segunda, estuvo a manos de la propia virtual Gobernadora electa, hace seis años. El 4 de junio de 2017, Delfina Gómez quedó a sólo 2.7 puntos del entonces candidato puntero y actual Gobernador saliente del Edomex, Alfredo Del Mazo Maza. Solamente 169 mil 167 votos de diferencia, en aquella ocasión en que Del Mazo apenas superó los 2 millones de votos y Delfina quedó cerca del millón 900 mil.

En ese año, en una charla no publicable, uno de los operadores políticos y electorales más eficientes que ha tenido Morena (y antes, el PRD; y aún antes, el PT y PRI) me confió que tampoco era la intención ganar aún. El político (quien ya fue gobernador y anda destapado buscando volver a gobernar) sostenía que a mediados de 2017 –un año y medio antes de la victoria de Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia del país– era más rentable la narrativa del fraude para mantener vivo al gran candidato. Cierto o no, de nuevo, la historia nos confirma que la oposición en el Edomex quedó cerquita del ganador. Era la segunda caída. 

Ayer, domingo 4 de junio como en la elección anterior, quedó demostrado una vez más aquel refrán de que no hay mal que dure 100 años. A los 94 de existencia hegemónica y aplastante, el PRI fue mandado a la lona. Delfina Gómez no sólo le ganó al tricolor en alianza con el PAN y el PRD. Hoy, con los resultados preliminares según el conteo del 97.6% del total de las actas, la maestra de Texcoco se ha convertido en la persona más votada en la historia del Estado de México.

No sólo obtiene –hasta el resultado parcial– medio millón de votos más que la priista-aliancista Alejandra del Moral (511 mil 316, según el PREP hasta ahora), sino que logra más de 200 mil votos por encima del priista y otrora candidato más votado en los 200 años (a cumplirse en marzo del próximo año) de existencia del Estado de México, que fue el actual Senador Eruviel Ávila Villegas, quien obtuvo el 3 de julio de 2011 un total de 3 millones 17 mil 588 sufragios. Ésta es la tercera, rotunda y contundente, caída. La caída del Atlacomulco Power.

De ese que formó parte el clero, en la persona de Onésimo Cepeda. De ese que aportó dirigentes nacionales del PRI, como César Camacho. De ese de donde emergieron ideólogos del tricolor, como Emilio Chuayffet. De ese Grupo Atlacomulco de donde surgieron los Presidentes Adolfo López Mateos y Enrique Peña Nieto. De ese tamaño es la hazaña de Delfina Gómez, 24 años después, ¡un cuarto de siglo después!, de la primera estocada al priismo mexiquense.

Otra cosa importante y con visión de futuro, enseña la victoria de Delfina Gómez: que en política, 2 más 2 no siempre (o casi nunca) suman 4. 

Hace seis años, en la elección de Del Mazo Maza, los tres partidos que conforman la alianza que hoy dio 2 millones 788 mil 886 votos (resultado preliminar) a Alejandra del Moral sumaban 3 millones 807 mil 800 sufragios. O lo que es lo mismo, apenas lograron poco menos de tres cuartas partes de su potencial. 

O el PRI no conservó los 2 millones 40 mil votos de Del Mazo Maza o Juan Zepeda no logró transmitir el millón de votos que tuvo con el PRD o el PAN en el Edomex no vale ya los 682 mil de Josefina Vázquez Mota. Como sea, la enseñanza es hacia el futuro, hacia 2024: sumar todas las fuerzas de la Oposición en el país no va a lograr derribar a la 4T, así como sumar al PRIANRREDÉ en la Ciudad de México, no necesariamente significa que ganen al proyecto de Morena.

Tomó casi una cuarta parte del tiempo que tiene de existir la batalla por derrumbarlo, iniciada en 1999. Parece una especie de palíndroma, pero la Maestra… ganó la Batalla Maestra.