HIEL Y MIEL

Tengo miedo

La brutalidad y la violencia, confirmo con el asalto a Antara, se pasean a gusto por todo México, incluida mi ciudad y eso me da tristeza y miedo

OPINIÓN

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Tere Vale / Hiel y Miel / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Como cualquier persona clasemediera, de vez en cuando salgo a tomar un café con una amiga, a comprar un regalito o simplemente a ver aparadores en alguna plaza comercial de la Ciudad de México. 

Lo que sucedió esta semana en Antara, un centro comercial de Polanco, me deja sin aliento. La brutalidad y la violencia, confirmo con este hecho, se pasean a gusto por todo México, incluida mi ciudad y eso me da tristeza y mucho miedo.

Hace unos días, a las 7.45 pm, como todos hemos podido ver en un video (inútil desde todo punto de vista), cuatro hombres armados con mazos y al parecer martillos, se dedicaron durante 10 minutos a golpear y romper, hasta que lo lograron, los vidrios blindados de una joyería en el lugar mencionado. Mientras esto sucedía ningún policía o vigilante se acercó para intentar detenerlos. Ellos hacían su “tarea” ante el pánico de muchas personas que, a esa hora, aún paseaban por ahí con sus amigos o familia.

Las preguntas detrás de estas acciones feroces son muchas y todas muy perturbadoras: ¿Todos los humanos somos capaces de hacer cosas así? ¿Hay unas personas más proclives al delito que otras o es tan sólo cosa de que “nos lleguen al precio”? ¿La ausencia de límites y de autoridad son capaces de volvernos aún más sádicos y depredadores?

Existe otro grupo de preguntas igualmente relevantes: ¿Los 22 policías de la seguridad privada de Antara no se enteraron nunca del hecho? ¿No saben qué hacer ante atracos o situaciones violentas? ¿Es verdad (pregunta aterradora) que las plazas en la Ciudad de México no están conectadas al C5? ¿Es probable que supuestos vigilantes fueran cómplices de estos hechos? ¿Es cierto que la Secretaría de Seguridad se enteró de los hechos cuando algunas personas marcaron el 911? ¡No puede ser!

Estos cuestionamientos no son sencillos de responder y, a pesar de que la historia humana es la historia de la violencia, seguimos debatiendo el tema, estudiando y tratando de conocernos.

Preciso algunas cosas: no todas las conductas delictivas son conductas enfermas. Aducir trastornos mentales es uno de los recursos más usados en la defensa de muchos criminales para aminorar sus sentencias. Los de los mazos no estaban locos, ni “pobrecitos”. 

Afirmar que la violencia o el crimen pertenecen a una categoría psicopatológica no vale para todos los casos. La sutil distancia entre el “mal”, en estado puro, y la enfermedad mental es algo insuficientemente estudiado, aunque algo hemos avanzado en ello.

De lo que sí estoy segura es de la enorme lentitud e incapacidad para controlar la violencia desenfrenada que estamos viviendo. La confesión de las autoridades de la CDMX de que las plazas comerciales no están conectadas al C5, me parece increíble y que lo confiesen tranquilamente es riesgoso para todos y una irresponsabilidad completa. 

¿En manos de ellos estamos?

En fin, seguro ahora nos van a salir con que van a acusar a los maleantes con sus abuelitos. No es broma, aunque sea difícil de creer, esto recomienda el Presidente para controlar a los criminales. En serio... tengo miedo. 

POR TERE VALE

@TEREVALEMX

PAL