COLUMNA INVITADA

Una Corte asediada, ultrajada y en peligro

El pasado 17 de mayo, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, disolvió la Asamblea Nacional

OPINIÓN

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Karen Quiroga/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El pasado 17 de mayo, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, disolvió la Asamblea Nacional, equivalente al Congreso, liderada por la oposición, en medio de un enfrentamiento en que el líder ecuatoriano se enfrentaba a un proceso de destitución por acusaciones de malversación de fondos.

Del otro lado del continente, en España, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez también disolvió el Congreso y anunció de manera sorpresiva que adelantó las elecciones legislativas para el próximo 23 de julio, lo anterior luego de que el Partido Popular, ganó alcaldías en regiones donde gobernaban los socialistas, solos o en coalición: la Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura, La Rioja, Baleares y Cantabria.

En México, el presidente ha emprendido una fuerte batalla contra el poder Judicial, particularmente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, acusando a sus integrantes de pretender dar un golpe de Estado técnico, con lo que abre la puerta para enrarecer justificar que los ministros de la Corte sean electos por voto ciudadano y con ello modificar radicalmente la esencia de dicha institución.

La diferencia es que tanto en Ecuador como en España sí se permite la disolución de poderes, y en México lo que se quiere hacer es inconstitucional y forma parte de una estrategia para debilitar y desaparecer a un órgano independiente que además de cuidar que se cumpla la Constitución, no está sometido al poder ejecutivo.

¿Por qué el presidente quiere meter mano en el Poder Judicial? La respuesta es sencilla, un hombre con el talante autoritario como él, tiene fascinación por ser quien decida todo en la política del país, y le encanta no tener opositores en ningún ámbito de la vida democrática, de eso tenemos pruebas sobradas.

Ya desmanteló los órganos electorales y ahora quiere hacerlo con la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sin importar los años que ha costado a esta nación construirlos.

Para este gobierno, unipersonal, construido sobre la figura única de un líder, no hay forma de imaginar poderes autónomos, independientes, críticos o que sean contrapeso a las decisiones que se toman desde el ejecutivo, todo se concibe como un sometimiento y quien decide hacer la mínima crítica enfrenta la ira del jefe supremo.

Así sucedió con el INE y los órganos estatales encargados de organizar elecciones, así ha sucedido con las oposiciones, y ahora las baterías están enfocadas en la Corte, porque si algo caracteriza a este gobierno ha sido destruir todo lo que construyeron gobiernos anteriores, como si con ello se borrara la historia de este país.

El enojo del presidente es por la resolución que tomaron los ministros de frenar la construcción de las obras emblemáticas del régimen, aunque no es la única afrenta que el gobierno quiere cobrar a los ministros, también está la decisión de invalidar el Plan B, y desde luego lo onerosa que, dice, resulta para el erario público.

Lo delicado del tema es que el presidente no tenga claridad de lo que sí puede hacer y lo que no. México no es Ecuador, ni España, acá no se pueden disolver poderes porque la historia nos demuestra que el poder único y mesiánico es peligroso para cualquier nación.

Por eso todas y todas debemos ser guardianes de la Constitución.

POR KAREN QUIROGA

Secretaria Nacional de Igualdad de Género del PRD
@KarenQuirogaAn

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