COLUMNA INVITADA

El líder y el ego

La narrativa histórica está salpicada de líderes cuyo ego monumental

OPINIÓN

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Ignacio Anaya Minjarez / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La narrativa histórica está salpicada de líderes cuyo ego monumental, ese sentido interno que clama por la superioridad y autoimportancia, les ha conducido por caminos que no son los mejores. Son individuos seducidos por el constante anhelo de poder y reconocimiento, que se entregan a conductas egoístas e inmorales. Sus seguidores, hipnotizados por su carisma y la nobleza aparente de sus propósitos, permanecen leales, incluso cuando las acciones del líder degeneran en la más cruda tiranía.

Estas personas son elegidas para el poder, de tal manera que sus decisiones imprudentes terminan afectando a todos. Su comportamiento genera consecuencias debido a las decisiones precipitadas y egocéntricas, desatendiendo los problemas y necesidades de aquellos a quienes deberían servir. Su búsqueda implacable de gloria personal, sea su meta final o no, puede conducir a la devastación y el sufrimiento a gran escala.

Son raros los que se guían con prudencia, aquellos capaces de navegar por estas turbulentas aguas de manera diferente. Un líder así es capaz de escuchar y considerar las opiniones ajenas, de tomar decisiones que favorecen el bienestar colectivo. Reconoce sus errores y limitaciones, buscando asesoramiento cuando es necesario. La verdadera fortaleza no reside en imponer la voluntad sobre los demás, sino en la habilidad para conjugar las necesidades de todos, en aras de un objetivo común.

En este complejo entramado de liderazgo y ego, el papel del seguidor también merece atención. El valor de este sujeto radica en su capacidad para colaborar con el líder y la organización, siendo una herramienta esencial que nunca puede saciar el hambre de estos personajes. Son seguidores fieles que cayeron en las trampas del ego, incapaces de ver más allá de las supuestas cualidades, verdaderas y ficticias, del gobernante. ¿Cuántos no han perdido su vida debido a las desmesuradas decisiones de los líderes?

Los seguidores más equilibrados y atentos pueden percibir con mayor rigor a sus líderes, entendiendo que son servidores designados por la población y nada más. Son estas personas quienes, manteniéndose fieles a sus valores y razón ante el conflicto, contrarrestan las tendencias destructivas de un líder dominado por su ego.

Un cóctel explosivo si no se maneja con cuidado. Un líder con un ego equilibrado, apoyado por seguidores que balancean sus propias necesidades egoístas con las responsabilidades de la comunidad, conduce a una sociedad hacia un futuro próspero. Sin embargo, el ego desmedido que se observa en tantos personajes, cuyo único objetivo es el poder y la gloria, desencadena la tragedia y el sufrimiento. Ojalá fuera fácil hacer la distinción.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@Ignaciominj

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