LA NUEVA ANORMALIDAD

¿Es la edad sólo un número?

La recepción de Top Gun: Maverick, protagonizada por un sexagenario Tom Cruise, es un fenómeno a analizar, incluso por los precandidatos presidenciales

OPINIÓN

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Nicolás Alvarado / La Nueva Anormalidad / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace unos días pasé frente a un cine, experiencia no sólo retro en sí misma sino subrayada su nostalgia por los estrenos anunciados: una película de Indiana Jones con Harrison Ford, otra de Misión: Imposible con Tom Cruise.

Hace ya 27 años de la primera entrega de la franquicia fílmica protagonizada por un Cruise que, a sus entonces 34, no era ya un muchacho. Hoy todavía al frente de la serie, no sólo tiene ya condiciones sobradas para ser abuelo –60 años cumplidos y un hijo de más de 30– sino que quienes vimos la primera película en su estreno nos acercamos a ese mismo estadio. El caso de Indiana Jones resulta aún más asombroso: la primera de las cuatro cintas pasa ya de los 40 años, su protagonista –quien en la nueva repite en el papel– no sólo ha superado ya los 80 sino que presume nietos adultos.

Cabe encontrar la explicación del fenómeno en la que no sólo fuera la segunda cinta más taquillera del año pasado –sólo superada por la secuela de esa Avatar parcialmente animada– sino que hoy ocupa el puesto número 12 en recaudación en la historia del cine: Top Gun: Maverick, segunda parte de una película de hace casi cuatro décadas, también estelarizada por el hoy sexagenario Cruise.

Top Gun: Maverick compitió en el Festival de Cannes. No ganó la Palma de Oro pero recibió ahí algo más importante: una ovación de pie de 5 minutos, acaso por su promesa de devolver a los grandes públicos a las salas tras la transformación de los hábitos de consumo cinematográfico que advino con la pandemia y que dejó a los exhibidores heridos de gravedad.

Cierto es que Cruise tiene pacto si no con el diablo sí con cosmetólogos y entrenadores de excepción, que la cinta hace de su limitación virtud (uno de los problemas centrales de la trama es la edad de sus personajes principales) y que, en un guiño a la sensibilidad contemporánea, rodea al viejo lobo de chacales y chacalas de todos los colores. Cierto también que, de acuerdo a un reportaje publicado en la revista New York, la estrategia mercadológica de Paramount fue atraer a un público de hombres mayores de 40 y apostar a que llevarían a su familia. (Acertaron.) No basta, sin embargo, para explicar por qué fue esa película –y no Batman con un Robert Pattinson de 35 años, Thor con un Chris Hemsworth de 39 o Spider Man con un Tom Holland de 27– la que capturó la imaginación del público masivo.

Entro a internet para comprar mis boletos para Indiana Jones y me topó con la foto de los precandidatos a la presidencia de México por el frente opositor: la mayor tiene 69 años, la menor 50, la edad promedio es 61. Sólo dos no son políticos tradicionales, y esos dos coquetean con una agenda de ultraderecha.

Se antoja más difícil que ellos conecten con las nuevas generaciones. Acaso deban darse ellos y sus equipos una vuelta al cine.

POR NICOLÁS ALVARADO

COLABORADOR

IG: @nicolasalvaradolector

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