COLUMNA INVITADA

Los saltos dentro de la política

Es parte de la naturaleza humana el cambio, no somos seres estáticos en el tiempo

OPINIÓN

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Ignacio Anaya Minjarez / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Es parte de la naturaleza humana el cambio, no somos seres estáticos en el tiempo, de hecho, todo lo contrario, descansa en nosotros la propia invariabilidad. Dicho eso, al adentrarse en el individuo es posible afirmar que cada uno es capaz de cambiar manteniéndose la misma persona. El cambio se da en muchas vertientes distintas, pero una que suele darse en muchos casos es en la manera de pensar y concebir las cosas. Lo que resulta sorprendente es lo bien que la clase política representa lo aquí expuesto y, sobre todo, la explota en su más alto nivel.

¿Se tocaron el corazón? Es difícil saber qué pasa por la cabeza de estos individuos, a pesar de ser un fenómeno común. Uno de los casos mejor conocidos en la historia de México fue el caudillo Antonio López de Santa Anna, quien se movía, hábilmente hay que reconocer, entre diferentes grupos políticos para llegar al poder, aunque no lo mantuviera seguidamente. Pues bien, es uno de muchísimos paradigmas que se pueden construir del pasado humano y político. 

Desde que mi generación tiene memoria política he visto una gran cantidad de políticas que dan saltos entre partidos politicos, incluso con supuestas ideologías diferentes. Basta con escribir el nombre de algún servidor público en internet y se verá una carrera lejos de mantener un mismo rumbo. El pragmatismo político suele ganar sobre los principios ideológicos.

Este baile perpetuo entre convicciones y conveniencias, entre ideales y realidades, es parte de la obra de teatro que es nuestra democracia. Para algunos, esta es una lucha por el poder, un juego de tronos. Para otros, es un camino necesario para el progreso, personas que admiten sus errores o que estaban equivocadas. Otros solo quieren parte del hueso.

Sin duda, no estamos exentos de la responsabilidad de mantener vigilante nuestra memoria y de exigir coherencia y transparencia a nuestros líderes. Es el deber ciudadano, eso se espera, señalar y cuestionar estos cambios abruptos de lealtades. Principalmente por una cosa: son servidores públicos. Cabe aclarar que la política no es una ciencia exacta, y la adaptabilidad puede ser tan valiosa como la consistencia.

El escenario político refleja ampliamente nuestra naturaleza humana, donde los saltos entre partidos son un aspecto presente. Los saltos entre partidos políticos y la volatilidad de las convicciones, aunque a veces perturbadoras, son representaciones del dinamismo humano. El peligro llega alobviar la esencial exigencia de coherencia, transparencia y responsabilidad a nuestros líderes. La memoria política exige que cada cambio abrupto de lealtades sea cuestionado.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@Ignaciominj

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