FUGA DE CEREBROS

Peso Pluma y las preguntas incómodas detrás de los corridos tumbados

Pareciera que narrar la realidad a través de la música es más incómodo que la realidad que la inspira. ¿Los corridos incentivan la violencia o será que la violencia da sentido a los corridos?

OPINIÓN

·
¿Los corridos retratan la realidad o la romantizan?Créditos: Unsplash

En días recientes pude platicar sobre el fenómeno Peso Pluma con amigos artistas, investigadores y activistas, por eso les quiero compartir algunos comentarios. Frente a usted hay una invitación a hacernos preguntas sobre lo qué pensamos y vivimos en México; la última palabra será la suya.

La música de Peso Pluma me causaba problema a nivel personal; me cuestioné si escucharlo de alguna manera justificaba, normalizaba, amplificaba o incluso financiaba la violencia en nuestro país; también si detrás había una especie de campaña de propaganda desde el crimen organizado. Creo que estos deben ser pensamientos recurrentes para quienes hemos vivido de cerca la violencia, ya sea a nivel personal o a través de seres queridos.

Diferentes ángulos

Uno de los comentarios de Cit (mi amiga escritora) es que “hay muchos discursos artísticos que históricamente han sido relegados porque vienen desde abajo, de los márgenes del sistema que nunca han sido bien vistos por la doble moral aristocrática y sus concepciones del buen gusto. Estos músicos relatan una realidad que quieren esconder debajo del tapete.”

Luego de argumentar que Peso Pluma no necesariamente viene de abajo, Cit continuó: “como estudiosa del arte creo que una de las cosas más importantes es conectar con los demás, y la conexión a veces se logra de maneras muy locochonas. Gustav Flaubert, por ejemplo, no era mujer y escribió Madame Bovary; Peso Pluma no tiene que dedicarse al crimen organizado ni venir de un entorno complicado, sino sólo conectar.

Todos tenemos derecho a la experiencia estética, a hallarnos en algún discurso, y escuchar una parte de cómo viven el día a día, aunque quienes lo narren sean de otra clase social, es importante. A su vez, es muy interesante que incluso quienes no se dedican a esas ondas conecten con él”.

Luis Galindo, un amigo activista, cree que en los “márgenes del sistema” los corridos sí representan un medio de expresión, pero que un “producto” como éste sólo llega a las esferas globales si se le diseña para que embone con las necesidades y demandas actuales: moda que en realidad es propaganda de los grupos criminales.

Francisco agrega que esta música podría estar contribuyendo a la idealización de la vida criminal y que mostrarla como aspiracional de alguna manera facilita el reclutamiento. Estas ideas parecen confirmar algo: las condiciones económicas y sociales de México provocan la violencia que seguimos padeciendo.

Habrá quienes, al vivirla, la narren como expresión artística o bien se identifiquen con ella; y también podría haber quienes, conscientes de estas condiciones, construyan y lancen narrativas que solo hacen sentido debido a que esa realidad está allí.

Investigaciones como Morir es un Alivio (2021) muestran que los entornos en los que crecen los niños y jóvenes mexicanos que eventualmente se convierten en narcos o sicarios están marcados por diferentes tipos de violencias (pasando por la económica, la familiar e incluso llega a haber de tipo sexual).

Como parte de la investigación, Karina entrevistó directamente a ex narcos y sicarios, quienes negaron que la música fuera una de las motivaciones para sus actividades. En general, se referían a su entorno cercano —precario y violento— como el origen.

Te puede interesar: En esto consiste “Los Collares” la religión de la que hablan los corridos tumbados de Peso Pluma y Natanel Cano

Peso Pluma: ¿El arte de los corridos puede ser moralmente bueno o malo?

Según Cit, el arte no tiene que responder a dilemas morales, ni es requisito que sea educativo. También me explicó que se puede reflexionar y aportar apreciaciones sobre cualquier expresión artística, pero no sobre los gustos, porque estos son subjetivos y no requieren justificación.

Incómodo, ¿no? Pero tal vez eso explique que nos gusten canciones en idiomas que no entendemos, o que, aunque también hagan referencias al narco y a la violencia, aún escuchemos a Antonio Aguilar y a Los Tigres del Norte (o veamos series como Breaking Bad y Narcos).

Iré más allá con las preguntas incómodas, estimado lector; ¿usted puede separar al autor de la obra?; ¿puede escuchar a R. Kelly o a Gloria Trevi sin pensar en sus acciones?; ¿si escucha su música está apoyando esas acciones?; ¿se apoya al narco escuchando a Peso Pluma?

¿Y los niños? Cit explica que, si nos preocupa que los niños escuchen estas narrativas, “debemos aclararles su origen y el entorno”; deben entender que las canciones y videos son puestas en escena, pero que éstas hacen referencia a eventos reales que sí tienen consecuencias para todos.

Cierre y preguntas abiertas

Escuchar las canciones no necesariamente significa compartir la fascinación por el trasfondo. Cuestionemos lo que la violencia implica verdaderamente y —además de asumir nuestro rol en las familias— exijamos a nuestros gobiernos; los responsables de rendirnos cuentas sobre lo que viven nuestros jóvenes y niños.

Todos los narcos fueron niños, ¿qué sucedió en el camino?; ¿hay en un sector de la población una especie de sentimiento de injusticia que contribuye a posicionar —aunque sea en la fantasía— las ideas de burlar la justicia o cobrar venganza contra un sistema que los ha olvidado?

¿Este vacío puede ser explotado para dibujar al narco como una oportunidad de reconocimiento y movilidad social?; ¿cancelar los corridos cambiaría esta realidad… ¿O cambiar la realidad dejaría sin sentido a ese tipo de narrativas?
 

Por: Miguel Moctezuma Barraza, MPP University of Oxford, Maestro en Gobierno y Asuntos Públicos UNAM. moc.miguel@comunidad.unam.mx