COLUMNA INVITADA

Los nuevos retos de Sudamérica: los caminos hacia la diversificación

El camino hacia la diversificación de la economía latinoamericana y el Caribe parece apuntar hacia Rusia y China, más que a las viejas rutas del pasado

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

En los últimos años la región latinoamericana ha estado en el ojo del huracán de los cambios socioculturales y económicos, en el análisis de la geopolítica mundial. Su importancia radica no solamente, en los enormes flujos migratorios que se han acentuado en la parte central del continente hacia los Estados Unidos y Canadá, sino también, en la relevancia que han llegado a obtener países como Argentina, Brasil y Colombia, en el intercambio de mercancías y materias primas hacia Europa y Asia.

Es en este último punto, es donde la visión historicista que ha planteado la Unión Europea con relación al sostenimiento de las relaciones comerciales y diplomáticas con América Latina sufre grandes reveses y tiene muchas áreas de oportunidad en el futuro inmediato por mejorar.

Para Europa es crucial que el pronunciamiento -en conjunto- del continente americano con relación al conflicto entre Rusia y Ucrania, sea difundido de manera abierta en todos los foros del mundo, por parte de los latinoamericanos, ofreciendo total respaldo a las restricciones económicas que se han impuesto hacia el país de los zares, por parte de occidente liderados por Estados Unidos y los miembros del G7. El problema es que este punto de vista no es del todo respaldado por América Latina. De hecho, las preocupaciones de la UE en este sentido, es que el acercamiento comercial que ha tenido Rusia y China con varias naciones del Cono Sur, funjan como un aliciente para que el distanciamiento entre la UE y los países sudamericanos termine siendo una realidad.

 “América Latina no habla con una sola voz con respecto a la guerra en Ucrania. Si bien, exceptuando Costa Rica, nadie habla de sanciones a Rusia, en Naciones Unidas votan con Estados Unidos y la Unión Europea y muchos se han pronunciado contra la agresión”, ha referido la presidenta del Instituto Nórdico de Estudios de América Latina (NILAS), DW de Benedicte Bull.

En este mismo sentido, en una conferencia efectuada en el Parlamento Europeo en el mes de abril, especialistas analizaron la geopolítica de la región, es decir, la influencia de Rusia y China en este conjunto de naciones. El punto más importante: ¿cómo dar un salto cualitativo hacia una asociación birregional sólida entre la UE y América Latina y el Caribe?

La respuesta por supuesto, no es nada sencilla, ya que históricamente la UE al igual que Estados Unidos, han tratado de manera despectiva y asimétrica, las relaciones comerciales con Latinoamérica al concebirla como un enorme almacén de manufactura barata e insumos a bajo costo.

En otras palabras, para la región del viejo continente y sobre todo, para los estadounidenses mantener el control territorial y estratégico sobre la región sudamericana y centroamericana siempre ha sido una prioridad; en primer lugar, por cuestiones geográficas que se han traducido en un control férreo de las mercancías y los flujos migratorios de cualquier nación, asiática u opositora del bloque económico en la región-dominado por supuesto por Estados Unidos-; en segundo lugar, porque con base en la agenda de seguridad nacional de los Estados Unidos, mantener la prevalencia económica y política en la región, es clave en su rol geopolítico a nivel internacional, ya que de esta manera, se limitaría la insurgencia de China en la región y por supuesto, la diversificación de otras monedas que no sean el dólar.

El problema es que este planteamiento es bastante básico y anquilosado para tratar de explicar y entender el nuevo rol que la economía mundial empezará a tomar en los años que están por venir, en todas las regiones del mundo, pero principalmente, en regiones en vías de desarrollo con un potencial significativo de recursos naturales-en este supuesto, México y Brasil lideran la lista en la región-.  

En resumen, lo que la UE y Estados Unidos, deben razonar, es que en la región latinoamericana existe un espíritu histórico, aún no superado de percibir y entender, la relación con el país de las barras y las estrellas, a partir del imperialismo y el colonialismo que se ha acentuado, por medio de múltiples capítulos a lo largo de la historia. Algunos ejemplos de ello, serían: la operación cóndor (encubierta), llevada a cabo, por los regímenes militares de varios países de América del Sur en las décadas de 1970 y 1980, con pleno conocimiento y el liderazgo de la CIA-información que ha sido desclasificada por este organismo de Inteligencia en años recientes-, otro caso podría ser el golpe de Estado de Salvador Allende en Chile, efectuado en 1973, que a la postre llevaría al poder al dictador Augusto Pinochet, cuyos resultados fueron devastadores para el país andino, otro lamentable suceso, fue el apoyo que militares estadounidenses brindaron durante la dictadura militar de Argentina conocida como ,”la Guerra sucia”, en donde, a través de entrenamiento estratégico, la nación de las barras y las estrellas suministró armas y asesoría en tácticas de contrainsurgencia a los miembros del ejército de aquel país, para desaparecer a todo aquel opositor al régimen impuesto, estos son solo algunos ejemplos, de una larga lista de hechos que no dejan en buenos términos, las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y el resto del continente.

Si a lo anterior se le suma la integración en el BRIC’S de parte de Brasil con China, Rusia y la fortalecida relación que ha venido presentando el Banco de Desarrollo de China y el Banco de Exportación-Importación (Exim) de ese mismo país, hacia la región latinoamericana; por supuesto, que hay grandes motivos para que occidente se preocupe en serio. Y es que, en los últimos 10 años, China ha inundado de dinero a Latinoamérica, con más de 117.000 millones de dólares en préstamos, convirtiendo a la región en una de las más endeudadas del mundo con el gobierno asiático.

Ante lo anteriormente expuesto, se sabe que la presencia económica de China y Rusia en la región sudamericana no es un rumor, sino un evidente hecho consumado que, aprovechando los lamentables antecedentes bélicos o impositivos de Europa y Estados Unidos en el continente, pudieran terminar por cristalizar un distanciamiento, cada vez más recalcitrante entre los sudamericanos y los anglosajones.

El camino hacia la diversificación de la economía latinoamericana y el Caribe parece apuntar hacia Rusia y China, más que a las viejas rutas del pasado. Se aproximan fuertes cambios en la lógica económica regional.

 

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INAP

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