OJOS QUE SÍ VEN

¿Hemos fracasado?

En varios momentos de la historia de México me he hecho la pregunta. Pero más ahora, cuando se acercan elecciones y el fantasma del abstencionismo se cierne sobre el proceso electoral de este año 2023 para elegir gobernador en Coahuila y el Estado de México

OPINIÓN

·
Jesús Martín Mendoza / Ojos que sí ven / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

En varios momentos de la historia de México me he hecho la pregunta. Pero más ahora, cuando se acercan elecciones y el fantasma del abstencionismo se cierne sobre el proceso electoral de este año 2023 para elegir gobernador en Coahuila y el Estado de México. ¿Hemos fracasado autoridades electorales y medios de comunicación en el llamado a ir a las urnas a votar y ejercer ese derecho fundamental? ¿Acaso a los mexicanos no nos interesa ese tipo de derechos? Ahora con las elecciones de este domingo, más que plantear quien va a ganar en cada estado, asunto que al parecer esta definido en ambos casos según las encuestas, lo importante a saber es qué cantidad de mexicanos toman la decisión del rumbo que seguirá un estado o el país. Hagamos unas comparaciones.

Según la empresa de datos Statista, con base en datos del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral en Estocolmo Suecia, el país donde existe el mayor numero de participación social en los procesos electorales es Bélgica. En su más reciente proceso electoral lograron un 88.4 por ciento de asistencia a las urnas en 2019. En segundo lugar, se ubica Suecia con un 87.2 por ciento de participación en 2018 y sorpréndase, Brasil, como primer país latinoamericano se ubica en la tercera posición mundial con un 79.7 por ciento de participación en 2018 cuando resultó ganador Jair Bolsonaro.

Bélgica como ejemplo europeo y Brasil como ejemplo latinoamericano comparten una misma característica, el voto en esos países es obligatorio con consecuencias ante la omisión. En México el voto es un derecho y una obligación ciudadana, nos dicen, así lo establece el Instituto Internacional para la Democracia, sin embargo, no hay consecuencias ante la omisión de ir a votar. Esa es la razón por la cual, México es un país de media tabla al alcanzar una participación de 63.4 por ciento en 2018 cuando resultó ganador el actual presidente mexicano. ¿De qué se enorgullece Lorenzo Córdova, exconsejero presidente del Instituto Nacional Electoral? En nueve años, ni sus rebuscados discursos, ni sus estrategias lograron una asistencia a las urnas que destaquen a nivel internacional. Esa es la verdad. Ya ni hablemos de los procesos electorales intermedios o locales. Sus números de asistencia a las urnas son de verdadera vergüenza.

En México la participación en elecciones es muy baja porque somos una sociedad fácilmente convencible y proclive al menor esfuerzo. Las campañas electorales mexicanas, más allá de ofrecer información sobre las soluciones a los problemas que tenemos, se enfocan, apoyadas con encuestas con dudosos procedimientos y resultados, a instalar en la mente de los votantes de nuestro país que ya hay una tendencia y un resultado irreversible. Ante ello, al menos la mitad de los mexicanos, convencidos falsamente de la inutilidad de su participación, o verdaderamente decepcionados de la política nacional, prefieren quedarse en casa, disfrutar del deporte dominical, la familia “al fin que ya sabemos quien va a ganar”.

Ese es el mejor escenario para los partidos dominantes ya que ese fenómeno les permite mover la tendencia de votación a su favor, a través del voto duro, del voto corporativo o peor aún, a través del voto amenazado; “quien no vote por nuestro candidato se queda sin trabajo”. Esa es la realidad mexicana. Nada va a cambiar si no se hacen adiciones a la ley electoral vigente que establezcan una obligatoriedad del voto con consecuencias de tipo administrativo. México ha demostrado a lo largo de su historia que solo hacemos las cosas bajo la amenaza de una multa, inclusive hasta para salvar la vida. Ahí tenemos el ejemplo del cinturón de seguridad. Deseo una jornada electoral tranquila para este domingo con una alta participación. Esa es la única forma de tener resultados libres de toda duda.

Corazón que sí siente

Que puede tener dentro de su alma alguien que mata un perro en aceite hirviendo. Peor aún, si esa persona se desempeña como policía. El hecho que indignó a toda la sociedad mexicana debería provocar una nueva evaluación para todas las corporaciones policiacas y eliminar de sus filas a potenciales asesinos.

 

POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
JESUS.MARTIN.MENDOZA001@GMAIL.COM
@JESUSMARTINMX

LSN