MALOS MODOS

El verdadero problema de la Selección

No son malos-malos. No son troncos puros. Pero tienen unas deficiencias que, en un futbol globalizado y profesionalizado, chirrían

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Abundan a últimas fechas análisis sesudos y crecientemente pesimistas sobre la selección, que al oso del Mundial, con la eliminatoria en la fase de grupos, sumó hace un par de días la goleada en contra que nos propinaron los gringos, antiguos clientes que de un buen tiempo para acá nos ganan una sí y otra también, al punto de que se permiten ya trolearnos: “Vamos a tener que encontrar un nuevo rival”, pudo leerse en algún sitio. Se ha dicho de todo. Para empezar, que chale con los entrenadores. Pues sí. Lo de Martino fue chafa a grados extremos, y todavía hoy es difícil entender por qué no vemos de entrada en la cancha a Santi Giménez, que es de los pocos que sí juegan.

Lo que me lleva a mi punto, el punto que probablemente me cueste el destierro. El elefante en la habitación, pues: eso que nadie quiere ver. Que nuestro desempeño sea cada vez más patético se explica por las decisiones desafortunadas de los entrenadores y ciertos directivos, las características de nuestra liga, y lo que quieran y manden. El problema central, sin embargo, es que, con poquitas excepciones, tenemos jugadores de una –ya sé que esto suena a oximoron– llamativa mediocridad.

No son malos-malos. No son troncos puros. Pero tienen unas deficiencias que, en un futbol globalizado y profesionalizado en el que es cada vez más normal encontrarse con jugadores de altísimo nivel en, digamos, Canadá, Senegal o Corea del Sur, chirrían. Véanlos. Esa incapacidad para controlar un balón largo en menos de tres toques. Esas voleas que son misiles muy por encima del travesaño o que salen a botes por efecto del espinillazo. Esos calcetinazos en el área. Y esa marrullería para disimular las carencias de lo básico con adornos mal hechos. ¿Escupes el balón con cada pase alto de más de 10 metros? Tratas de maquillarlo enseguida con un reguilete que acaba en los pies del lateral contrario. ¿No tienes ni criterio ni puntería para dar un servicio en el área enemiga? Un taconazo mamón que se va por la línea de fondo ante la mirada relajada del portero.

Es así como los gringos te dan un repaso histórico, y cómo jugadores de medio pelo, caso de Sergiño Dest, una de las peores contrataciones recientes del Barcelona, lo que ya es mucho decir, parecen cracs de talla mundial. Súmenle que las deficiencias técnicas van junto con pegado con las físicas, y la conclusión es una: puedes dar con un entrenador adecuado, que ordene al equipo, diseñe la alineación con sentido común y ponga a los chicos a jugar con ese estilo incordiante, combativo y de balón al pie que nos distinguió por años, y a lo mejor así, con suerte, llegar otra vez al cuarto partido. Nada más. Si no hay, no hay.

El doctor Patán, sin embargo, siempre ofrece soluciones. Les recomiendo el box o –atiendan al buen criterio de nuestro presidente– el beis.

Julio Patán 

Colaborador

@juliopatan09 

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