LA NAO DE CHINA

Secuelas del G7 y sus efectos en la geopolítica global

El tema de la guerra en Ucrania y la presencia de Volodímir Zelenski no fue un accidente. La idea de los líderes del grupo fue mandar un mensaje de unidad

OPINIÓN

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Adolfo Laborde / La Nao de China / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los resultados de la pasada reunión del G7 (Alemania, Canadá, EU, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) celebrada en Hiroshima, Japón, en mayo están asomándose en el contexto global. 

Más allá del cierre de filas de sus miembros y algunos países invitados en temas de la seguridad internacional, llámese la invasión en Ucrania o el posicionamiento común ante China (riesgo de conflicto por el estrecho de Taiwán), es importante traducir a la cotidianidad de las relaciones globales lo que en esa cumbre se acordó. 

En el tema de la guerra en Ucrania y la presencia del presidente Volodímir Zelenski no fue un accidente. La idea de los líderes del G7 fue mandar un mensaje de unidad y apoyo (militar y moral) a Kiev. 

Como consecuencia, se han intensificado ataques por parte de Ucrania en territorio ruso y de éstos últimos en la capital Kiev. 

El apoyo militar de países del G7 a Ucrania ha avanzado a otro nivel, que promete intensificarse si se logra el envío de aviones F16. 

Paralelamente, Japón no dejó pasar la oportunidad para apuntarse un logro diplomático en temas de seguridad global y regional. No hay que olvidar que Moscú y Tokio aún no han logrado firmar un acuerdo de paz desde el fin de la segunda guerra mundial, lo que significa que técnicamente estos dos países están en guerra. 

Presionar a Rusia en esta materia, le permite a Japón mover sus fichas para regresar a la mesa de negociación con Moscú en el tema de los territorios del Norte y simultáneamente disuadir a China para que no provoque un conflicto en Taiwán, lo que significaría un inminente escalamiento del conflicto que se conectan a problemas históricos territoriales con Corea del Sur, Vietnam, Filipinas y el propio Japón, claro, sin mencionar el posible apoyo de Norcorea a Beijing lo que le daría un carácter de conflicto global con armas no convencionales. Aquí la importancia de hacer énfasis en el desarme y no proliferación nuclear. 

La seguridad económica y el comercio están correlacionados con el punto anterior. Un conflicto regional en el Pacífico atentaría y pondría en crisis el sistema del comercio global. No sólo se afectarían las rutas comerciales, sino que provocaría una fractura de las grandes cadenas globales de valor que están en un proceso de transformación y reubicación. 

Los temas de ciencia y tecnología, cambio climático, energía, seguridad alimentaria, salud y género estuvieron presentes de manera intermitente, dejando claro que la razón del G7 se ha transformado en un mecanismo de presión política internacional, es decir, con carácter geopolítico, táctico y operativo, dejando a un lado los diversos objetivos y posicionamientos comunes. 

Si bien es cierto que el G7 sigue teniendo un peso importante en las relaciones internacionales, no hay que perder de vista los que vienen haciendo los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en materia de gobernanza global y algunos de sus miembros, como  China, en llevar agendas paralelas efectivas. 

Estamos en un cambio del paradigma de la seguridad global que llevará consigo una transición de poder. México deberá aprovechar los cambios políticos y económicos derivados de esto. El nearshoring del que tanto se habla, es solo una pieza en el complejo rompecabezas llamado nuevo orden internacional. 

POR ADOLFO LABORDE
EXREPRESENTANTE DE LA SECRETARÍA DE ECONOMÍA EN JAPÓN

LSN