CASCABEL AL GATO

La otra Claudia

Luego de que el Presidente la destapara, el primer gran desafío al que se enfrentó Sheinbaum fue que era todavía poco conocida fuera de la Ciudad de México

OPINIÓN

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Adrián Velázquez Ramírez / Cascabel al Gato / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Esta semana será la última de Claudia Sheinbaum Pardo como jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Se irá con una gran aceptación popular y con políticas que renovaron la imagen de la izquierda en la ciudad. Pero ahora apunta a un nuevo objetivo: convertirse en la primera mujer Presidenta en la historia del país.

Mucho se ha comentado de la jugada con la que Andrés Manuel López Obrador apuntaló la unidad de su movimiento.
Pero hay un costado al que no se le ha dado suficiente importancia.

Pues es que, si bien la Ciudad de México ofrece una plataforma innegable para mostrarse, su cargo también le imponía a Sheinbaum ciertos límites. Como jefa de Gobierno estaba constreñida a los roles institucionales que el cargo impone.

Su salida la libera de estas amarras y el público conocerá a otra Claudia.

Si bien Sheinbaum ya demostró sobradas dotes para ponerse una campaña al hombro cuando fue elegida, primero como jefa delegacional de Tlalpan, y luego como Jefa de Gobierno, ahora los reflectores se multiplican, como también lo harán los distritos electorales que deberá recorrer.

En gran medida esta faceta de Claudia es inédita para el electorado fuera de la capital. Y es, por lo tanto, una oportunidad para ella.

Luego de que el Presidente la destapara, el primer gran desafío al que se enfrentó Claudia fue que era todavía poco conocida fuera de la Ciudad de México.

Y es que su trayectoria política está íntimamente ligada a la vida capitalina: desde su participación en el movimiento de defensa de la gratuidad en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), su periodo en como secretaria de Medio Ambiente de

López Obrador hasta los cargos de elección popular ya mencionados.

Sin embargo, las encuestas muestran que en menos de dos años Claudia alcanzó en conocimiento público a Marcelo Ebrard y sus 40 años de carrera política.

Las salidas los fines de semana, pese a las críticas, cumplieron con su objetivo. Además, el cariño del Presidente y el entusiasmo por la sucesión alentada por él ayudaron a alcanzar esta primera meta.

En esta nueva etapa nos encontraremos ya no con una funcionaria en carrera, sino con una militante todoterreno encabezando un proceso político de encuentro con la gente.

Son conocidas las imágenes de Claudia participando en brigadas, repartiendo periódicos de Morena y hablando con vecinos.

Su salida de la jefatura de Gobierno le permite volver al primer amor: la militancia y el territorio. Mística pura.  

POR ADRIÁN VELÁZQUEZ RAMÍREZ

COLABORADOR

@ADRIANVR7

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