Marcelo Luis Ebrard Casaubon será un dolor de cabeza para las corcholatas favoritas del presidente Andrés Manuel López Obrador y promete convertirse en el Felipe Calderón de la Cuarta Transformación.
Irreverente a las decisiones que se toman en Palacio Nacional, aplastado por el desdén presidencial y aturdido por una serie de cuestionamientos sobre sus aspiraciones y métodos poco ortodoxos, el excanciller apostó por una estrategia similar a la de Calderón Hinojosa, uno de los principales enemigos políticos de Andrés Manuel López Obrador.
En el war room de Marcelo Ebrard establecieron dinamitar los procesos internos que pretendían beneficiar a la candidata, según palabras de uno de los consultores del canciller, así que “se exigirá piso parejo al jugarse la última oportunidad para ser el Presidente de nuestro país”.
Así como Felipe Calderón anunció en el año 2004 que disputaría la candidatura presidencial al darse cuenta que, el expresidente Vicente Fox apoyaba a Martha Sahagún y a Santiago Creel, el carnal Marcelo realizó el mismo acto al notar que estaba fuera de los cariños presidenciales.
Justo el lunes hizo efectiva su renuncia a la Secretaría de Relaciones Exteriores, después de una reunión con el Presidente, quien, dicen, midió desde hace semanas los alcances que tiene el canciller tanto para la campaña interna como cuando le indiquen que no será el candidato.
Ebrard aclaró que no dejará Morena, pero se le ha visto coquetear con la oposición, principalmente con Movimiento Ciudadano, de Dante Delgado.
Además, tiene el apoyo de varios empresarios, principalmente de Nuevo León, así que no le extrañe que otro partido lo arrope como su corcholata.
Por lo pronto Ebrard presume el apoyo de Pío López, (quien tampoco tiene muy buena reputación y es hermano del mandatario) y en su equipo cercano destacan Daniel Millán, Martha Delgado, René Cervera, Daniel Sibaja, Roberto Velasco y Eduardo del Río.
La mente maestra es Óscar Argüelles, quien diseñó la campaña disruptiva y de choque, contrario a lo que se acordó en Palacio Nacional. De allí que actualmente lo vean como el hijo desobediente del Presidente.
Recordemos que hace casi 20 años Felipe Calderón, no siguió la línea presidencial de Fox y se impuso para la presidencia; desde entonces Acción Nacional tiene una ruptura interna que año con año es más evidente.
Pasaron 70 años para que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) saliera del poder y Calderón no pudo darle continuidad a su partido y entregó la presidencia nuevamente al priista Enrique Peña Nieto.
La forma de operar de Marcelo es similar a la de Calderón, aunque cuenta con mayor experiencia y apoyo.
Varios liderazgos de Morena lo ven con buenos ojos y aunque saben que no le dará continuidad al proyecto radical de la 4T, sienten que con Marcelo se logrará la estabilidad política que el país requiere.
POR LAURA PUENTE
@LAURAPUENTEEN
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