COLUMNA INVITADA

Separación del poder

Es importante que se limite el poder, sobre todo, ante gobernantes con talante de déspotas

OPINIÓN

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Homero Niño de Rivera / Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

La famosa frase de Churchill de que la democracia es el peor sistema de gobierno con excepción de todos los demás, siempre es buen referente para recordar que este modelo sin duda no es perfecto, pero es lo mejor con que contamos. Y es el mejor entre otras cosas gracias a este principio que se le conoce como separación o división del poder.

Durante los siglos XVII y XVIII los pensadores liberales europeos comenzaron a hablar de cómo controlar el poder, de cómo controlar el poder absoluto de los monarcas, de cómo garantizar la libertad de los individuos frente al poder, limitando el poder bajo el imperio de la ley. Digamos que el mundo tiene muy poco hablando con seriedad de cómo controlar al poder para que no se abuse en detrimento de las personas.

Y es ahí donde surge este principio político que dice que, al dividir el poder, en su ejercicio, se equilibra y por lo tanto de autorregula, se autocontrola. El poder dividido en tres distintos órganos que se vigilen a sí mismos para que se detengan los posibles excesos, para que se limiten los posibles abusos.

Particularmente dos intelectuales desarrollaron este principio: el pensador de la ilustración francesa Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu, conocido en el mundo entero simplemente como Montesquieu; y el filósofo inglés John Locke, reconocido como el padre del liberalismo clásico. Pocos han aportado tanto a las democracias y a las libertades en el mundo.

Decía Montesquieu que “todo hombre que tiene poder se inclina por abusar del mismo, va hasta que encuentra límites. Para que no se pueda abusar de éste, hace falta disponer las cosas de tal forma que el poder detenga al poder.” Que el poder detenga al poder es la premisa.

Hoy más que nunca hemos sido testigos en México del valor que aporta este principio fundamental de las democracias modernas. Ejecutivo, legislativo y judicial generando equilibrio, controlando el abuso, atemperando los impulsos humanos, manteniendo a raya eso que decía Montesquieu de que el hombre que tiene poder se inclina por abusar del mismo.

Y esta separación, obviamente, molesta a los autócratas, a los que más inclinación tienen por abusar del poder. Fastidia a los autoritarios, y esa es precisamente su función, para eso se inventó. Cuando vemos a un gobernante enfadado por esta separación podemos asegurar que está dando resultados el modelo.

López Obrador amenazando a ministros de la Suprema Corte si no hacen lo que él dice, López Obrador criticando a senadores que no votan como él instruye. Escenas que vemos a diario en México. Escenas que nos recuerdan lo importante de que se limite el poder sobre todo ante gobernantes con talante de déspotas.

POR HOMERO NIÑO DE RIVERA

ABOGADO Y EX DIPUTADO FEDERAL

@HOMERNR