MALOS MODOS

El show: la serie sobre Paco Stanley

La serie sobre Paco Stanley estrenada hace unos días es, en efecto, una serie sobre su asesinato

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La serie sobre Paco Stanley estrenada hace unos días es, en efecto, una serie sobre su asesinato. En México, casi siempre, eso significa también: una serie sobre los extraordinarios defectos de nuestro poder judicial, magnificados, en este caso, por el hecho de que fue Stanley fue, primero, una persona de una fama única, y, enseguida, una persona de una fama única que fue asesinada en un momento de cambios profundos en este país. En 1999, recordemos, el entonces DF estaba ya gobernado por la oposición de izquierda, luego de unas elecciones limpias y creíbles. Estábamos, también, a nada de que Fox pusiera finalmente en la lona al PRI, mientras que los medios experimentaban una apertura y una competencia muy sanas que, con todos sus defectos, fueron imposibles en los años de priismo ultramontano. 

Documentalista con antecedentes como reportero, Diego Enrique Osorno, guionista y director de El show. Crónica de un asesinato, consigue una serie sustanciosa y compleja, con varias capas de lectura, que es mucho más que una serie sobre ese asesinato. Por un lado, Diego entiende y retrata certeramente ese clima político y mediático. Por otro, efectivamente se acerca con pulso de periodista de investigación al asesinato en sí, un caso no resuelto que nos narran todos sus protagonistas vivos, en un ejercicio admirable de recopilación de testimonios. Estos méritos no son una sorpresa. Diego, recordemos, es la cabeza responsable de 1994, una serie que, como ésta, consigue, a partir de dos casos de nota roja que fueron por supuesto casos políticos, los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu, no solo otra  valiosa colección de testimonios, sino también el retrato de una época convulsa, ese año –asimismo, el de la crisis económica y el EZLN– que vivimos en peligro. 

El show tiene, además, una tercera y una cuarta capas de lectura. Pasado de lanza, propenso a un humor negro bien raro en la televisión actual, aficionado a la parodia autoinfligida, políticamente incorrecto, Stanley se nos muestra como un verdadero talento para la conducción televisiva y sobre todo para el humor, que practicó con libertad e imaginación en las dos televisoras más grandes. La serie es, cómo no, una aproximación a su figura, mucho más allá de su muerte infame. Por eso, es también una serie que homenajea críticamente pero con lo entrañable de la nostalgia a la vieja televisión mexicana, que, a pesar de sus autocensuras y moralismos, nos dejó –esto lo digo yo, no necesariamente Diego– unos cuantos ejemplos de humor irreverente, bien hecho, con varios de los cuales tuvo que ver Stanley, como El club del hogar o La carabina de Ambrosio, a los que habría que sumar Los Polivoces, Ensalada de locos o No empujen. 

Felicidades, pues, al amigo Osorno y su equipo por el éxito merecido de El show. Véanla. En Vix. 

Julio Patán 

Colaborador

@juliopatan09 

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