PORTAZO

Responsabilidad abandonada, ambición satisfecha

Se tiran al piso, reptan, se someten a disciplinas humillantes, montan guardia en el ara de los méritos

OPINIÓN

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Rafael Cardona / Portazo / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Se tiran al piso, reptan, se someten a disciplinas humillantes, montan guardia en el ara de los méritos, se untan humildes junto a las figuras del poder, pierden el tiempo y ganan oportunidades; se suman abyectos y en el nombre de la lealtad sufren, lloran, traicionan y venden amistades, amores, relaciones diversas, y cuando por fin llegan a un cargo sea de gobierno o de representación, se solidifican en las filas del partido y si ven una oportunidad, por escasa como sea, abandonan repentinamente todo aquello por lo cual lucharon y se medio mataron y en el nombre de imaginarias lealtades a la patria y al servicio. 

Renuncian al cargo para irse de bruces a carísimas campañas de oscuro financiamiento y a ellas se llevan a sus segundos o terceros, porque así es la carrera política, cuya naturaleza es veleidosa, hipócrita, falsa, mentirosa, incumplida; ajena a todo compromiso a toda responsabilidad más allá de la única: satisfacer sus ambiciones inocultables, incalculables y en la mayor parte de los casos irrealizables. 

Como vemos ahora en estas renuncias con cuyos huecos el gobierno, de por sí endeble y poco eficaz, se ve disminuido, mermado, porque de la noche a la mañana nos vamos a quedar sin gobernadora en la capital del país  --así halle suplente instantáneo--, sin canciller ante el mundo y sin operador político dentro, porque el señor secretario evangélico y tabasqueño quiere suceder a su sabio paisano quien le ha inculcado los tiempos del señor, así la gobernación nacional quede lista para otro, y alguien dirá, pues para la escasa calidad de todos estos ni falta nos van a hacer porque ya se aprestan los sustitutos a subir a la primera división, como sucederá también en el Senado y todos los estamentos inferiores, y obviamente todos van a decir, por eso se llama carrera política, pero una cosa es la carrera y otra la corredera, pero nadie sufra, así ha sido y así será y si este país se enfila a ser el de un solo hombre, como en  tiempos de Santana. 

Hoy tenemos la política de un solo hombre, quien toma el látigo, se pone la librea roja de domador con botas federicas, y restalla los vergajos en una jaula de gatitos lambiscones, porque llamarles leones a esos morrongos pequeñitos e insignificantes por ellos mismos, sería un  error enorme mientras los vemos ronronear a la voz del amo y presumir virtudes inexistente y preparar las promesas incumplidas con las cuales llevarán sus campañas hasta ver el fracaso de sus empeños, porque sólo hay un lugar sin segunda oportunidad sobre la tierra, como estirpes condenadas a cien años de soledad.

RAFAEL CARDONA 

COLABORADOR

MAAZ