Tres pistas moverá la elección del próximo domingo en el Estado de México y Coahuila, toda vez que del resultado depende el futuro político de quienes se disputarán el poder en la presidencial de 2024.
Pista número 1: Por supuesto, para el presidente López Obrador y Morena, los comicios representan la oportunidad de consolidar su hegemonía política (la 4T gobierna actualmente 22 de 32 estados), por lo que echan toda la carne al asador y su maquinaria de coerción del voto para ganar, sobre todo, el Estado de México.
La entidad mexiquense tiene 12 millones de electores, y echarse a la bolsa esa entidad es como tener ganada de antemano media Presidencia el próximo año, independientemente de cuál corcholata resulte la seleccionada.
Pista número 2: No sólo se juega el PRI, de Alejandro Alito Moreno, uno de sus tres últimos bastiones del país, el próximo domingo, en el Estado de México.
Aunque en la sede tricolor tienen la seguridad de que la elección en Coahuila está decidida en su favor, en el Edomex es realmente donde se medirá su capital político.
Ahí se sabrá si el priismo y sus aspirantes presidenciales tienen alguna oportunidad de buscar la candidatura de la alianza Va por México.
Además, Alito, también está en la tablita, pues de obtener un resultado adverso, quedaría no como el dirigente más perdedor en la historia del Revolucionario Institucional: de 11 estados que gobernaba cuando, en 2019, asumió la presidencia del otrora partidazo, ahora sólo gobiernan en tres, y dos de ellos eligen gobernador este domingo.
Una derrota en el Estado de México lo dejaría todavía más a expensas de sus detractores internos, que desde hace meses vienen intentando removerlo de la dirigencia del partido. Ni un triunfo en Coahuila le daría oxígeno suficiente para enfrentarlos.
Incluso hoy, un grupo de priistas como Dulce María Sauri Riancho, José Reyes Baeza, Héctor Astudillo, José Encarnación Alfaro y Fernando Lerdo de Tejada, entre otros, presentan su llamado Frente Amplio, con el que pretenden acercarse a la sociedad al margen de Alito “y su desprestigiada dirigencia”.
Pista número 3: La elección también definirá el futuro de la alianza Va por México, pues como un efecto dominó, un eventual descalabro mexiquense obligaría a sus integrantes, PAN, PRI y PRD, a reequilibrar sus fuerzas y dar paso libre al PAN, de Marko Cortés, para designar al candidato presidencial.
Obvio, el PRI tendrá la última palabra entre aceptar las condiciones del albiazul o romper con la alianza, pero eso último lo colocaría como un partido marginal, equiparable sólo a la chiquillada.
En suma, es el ensayo general de la elección presidencial.
POR RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN
RAYMUNDO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@R_SANCHEZP
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