NOTAS SIN PAUTA

El “regreso” de Cabeza de Vaca

Colocó a Ismael, su hermano, como senador y en línea de sucesión al gobierno estatal; encausó una serie de proyectos que le permitieron tener cartera abierta y era tan poderoso que, aplicó una aplanadora en las elecciones de diputados de 2019

OPINIÓN

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Arturo Rodríguez García / Notas sin Pauta / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hasta el 24 de diciembre de 2018, Rafael Moreno Valle, el exgobernador de Puebla --cuya extensión de mandato a 13 años se aseguró por vía matrimonial, era flamante líder del PAN en el Senado y contaba con una chequera abierta de fondos hasta hoy insuficientemente investigados-- pretendía llegar a la postulación presidencial y, muy seguramente lo hubiera logrado, de no haber fallecido en un accidente aéreo.

Meses después, un relevo surgió en el noreste más o menos con los mismos procedimientos que el extinto poblano:

En Tamaulipas, era gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, político para entonces ya de larga trayectoria a quien apenas se había tocado con alguna sospecha de vínculos al hampa más o menos manejados por sus antecesores hoy presos y, con leves señalamientos de ser beneficiario de apoyos indebidos para aprobar reformas peñanietistas durante los tres años que fue senador.

Como si Moreno Valle, expriísta ligado a grupos político de mala fama que fue adoptado en el PAN, hubiera dictado un manual, García Cabeza de Vaca replicaba esquemas:

Colocó a Ismael, su hermano, como senador y en línea de sucesión al gobierno estatal; encausó una serie de proyectos que le permitieron tener cartera abierta y era tan poderoso que, aplicó una aplanadora en las elecciones de diputados de 2019, obteniendo 21 distritos de los 22 de mayoría. Por lo demás, mantuvo cooptada a la oposición, exactamente como hizo Moreno Valle.

Esta última jugada, conseguida mediante una estructura electoral clientelar similar a la maquinaria del priismo histórico, fue una de sus cartas de presentación para atraer a Tamaulipas, siempre con presupuesto generoso y mucho manejo de dinero en efectivo, a figuras panistas muy vinculadas al calderonismo y a Roberto Gil Zuarth, destacadamente estrategas que fueron delineando los pasos a seguir para proyectarlo figura nacional.

Así que en 2020, el nombre del gobernador empezó a figurar en medios nacionales; hubo encuentros con las cúpulas de los organismos empresariales como la Cancintra, donde los industriales ya resentían los efectos de las políticas fiscales lopezobradoristas y proclamaban su indisposición al régimen, en especial cuando no otorgó apoyos para enfrentar la pandemia.

El panista mejor posicionado y más conocido según las encuestas, era Ricardo Anaya Cortés enfrentaba ya los señalamientos por el asunto de Emilio Lozoya que, además era repetido con frecuencia desde la tribuna presidencial y, entonces como ahora, Santiago Creel se seguía manteniendo gris poder tras el trono panista sin mucha posibilidad de despertar algún entusiasmo electoral.

En mayo de 2021, sin embargo, todo se le vino encima al cabecismo: acusaciones de corrupción y enriquecimiento ilícito; su hermano Ismael, embarrado; un intenso jaloneo para desaforar al mandatario y la proximidad de las elecciones federales y luego la derrota electoral en su propia sucesión, lo dejaron fuera de combate.

Andaba con orden de aprehensión y prófugo desde que acabó su mandato el 30 de septiembre pasado, hasta que en febrero consiguió una cancelación.

Ayer viernes regresó a su vieja aspiración. Un pésimo intento de entusiasmo popular se frustró en el video de precaria confección que sirvió para decir que no aspira a ser candidato, sino a ser presidente. Intentará decir que es un perseguido político pero aunque fuera exonerado –que no lo está—y conectar, pro el estilo y los vocablos escogidos, con el elector religioso y proyanqui, el auténtico electorado conservador.

POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
COLABORADOR HERALDO RADIO
@ARTURO_RDGZ

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