COLUMNA INVITADA

5 de mayo de 1862

En abril de 1862, el general francés Carlos Fernando Latrille, conde de Lorencez

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En abril de 1862, el general francés Carlos Fernando Latrille, conde de Lorencez, le escribe al ministro francés “…tenemos ante los mexicanos tal superioridad de raza, de organización, de disciplina, de moral y de elevación de sentimientos, que ruego a vuestra Excelencia decir al emperador que ya, desde ahora a la cabeza de sus 6000 soldados soy dueño de México”.    

Sin embargo, la realidad fue otra, el general Ignacio Zaragoza, le informó el 9 de mayo del año antes citado, al presidente de la República, Benito Juárez, “Las armas nacionales…se han cubierto de gloría y por ello felicito al Primer Magistrado de la República por el digno conducto de usted …que en ni un solo momento volvió la espada al enemigo el Ejército Mexicano, durante la larga lucha que sostuvo”. 

El telón de fondo de la Batalla del 5 de mayo de 1862, fue la suspensión de pagos de la deuda externa a Francia, España y Gran Bretaña, por el presidente Benito Juárez el 17 de julio de 1861, “…quedando suspensos por término de dos años todos los pagos, incluso el de las asignaciones destinadas para la deuda contraída en Londres y para las Convenciones extranjeras”. 

Cabe señalar que México atravesaba por una crisis política y económica derivada de la Guerra de Tres Años y por grupos conservadores que añoraban el arribo de una monarquía al país, entre los que figuraban José Manuel Hidalgo, Juan N. Almonte, hijo de Morelos, entre otros. 

El decreto fue pretexto para que Francia, España y Gran Bretaña firmaran el 31 de octubre de 1861 un convenio en Londres que acordaba la intervención para exigir a México el pago de los intereses atrasados.  Más aún, el maestro Antonio Arriaga, señala en su libro La Patria Recobrada, FCE 1967, las tres potencias desarrollaban “una gran campaña periodística para denigrar a México y justificar la intervención extranjera”. 

Además, La Triple Alianza esgrimía el argumento de la intervención “únicamente para dar a sus súbditos respectivos la protección que necesitan contra las arbitrariedades de las autoridades mexicanas”.  

En los primeros días de enero de 1862 llegaron a las costas de Veracruz, la escuadra española al mando de don Manuel Gasset; por parte de Francia, Dubois de Saligny y al frente de la flota de Inglaterra, Sir Carlos Wyke. El 19 de febrero del año antes citado, la Triple Alianza, firman el acuerdo La Soledad, donde se reconocía el gobierno de Juárez. 

El 14 de abril el general Juan Prim con la flota de España y  Sir Carlos Wike  de Inglaterra, desisten de su intervención militar y abandonan México, acerca de ello, Zaragoza escribe, “La Inglaterra y la España, más justa y menos exigentes, abandonan nuestro territorio y esquivan la complicidad en un atentado con el que jamás pensarían empañar sus armas…”    

 Eran las 4 de la mañana del 5 de mayo de 1862, el general Ignacio Zaragoza, exhortaba a su tropa en la ciudad de Puebla, “Soldados: Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo; pero vosotros sois los primeros hijos de México, y os quieren arrebatar nuestra patria…”. 

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ