COLUMNA INVITADA

Los BRIC’S y el abandono del dólar como moneda universal

Cada cierto tiempo, la humanidad da un giro en su organización comercial y como resultado de esto, la forma en cómo las cadenas productivas y su valor se relacionan, también es modificada

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez Anzures / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Cada cierto tiempo, la humanidad da un giro en su organización comercial y como resultado de esto, la forma en cómo las cadenas productivas y su valor se relacionan, también es modificada. Lo anterior, pudiera traducirse en lo que algunos economistas, describen como el ciclo de vida de las monedas de respaldo internacional. Es decir, en el pasado, ha sucedido con el rublo, la libra esterlina y ahora con el dólar, que su valor empieza a diluirse, o, a ser seriamente cuestionada su viabilidad como moneda de reserva aceptada universalmente.

Este ciclo antes descrito no, es más, que el resultado de un conjunto de factores coyunturales y estructurales que unidos, derivan en un cambio respecto al valor y al uso de la moneda que los países deciden tomar como referente para respaldar sus transacciones económicas fuera de sus fronteras.

Para clarificar más este punto, es importante tener en consideración que, desde el final de la segunda guerra mundial, el dólar ha sido considerado, como una divisa segura, siendo respaldado por un par de elementos: originalmente estaba protegido por el oro, pero el presidente Nixon canceló este tipo de patrón.

De esta manera, y sin que la mayor parte de las personas en el mundo lo sepan, los últimos 50 años, el dólar estadounidense, ya no está respaldado, por ningún activo, aunque, si lo ha estado, por la fuerza y el poder económico de E.U.A. y por el hecho, de que el petróleo, siempre se ha comerciado en dólares.

En otras palabras, el papel que se imprime en la reserva del tesoro estadounidense no tiene un sustento que logre darle certidumbre a su valor, y solamente es el dinamismo de la economía del país de las barras y la estrellas y el rendimiento positivo de sus recursos energéticos, lo que sustentan su valor. Si alguno de estos sectores viniera a la baja, como se ha temido, desde hace varios meses, la económica global estaría en graves problemas. Si eso terminará, significaría el fin del dólar estadounidense.

Y es que ser la moneda de reserva a nivel mundial, ha sido un verdadero privilegio que por desgracia los estadounidenses, no han interpretado de manera adecuada, inclusive han abusado de ese privilegio, con políticas monetarias y fiscales totalmente imprudentes durante muchos años, sobre todo, en los últimos tiempos, lo que realmente ha devaluado el dólar y puesto en grave peligro al futuro de la económica mundial.

Además de estos factores, la guerra entre Rusia y Ucrania, la etapa de postpandemia en el mundo de la economía y el debilitamiento de la presencia estadounidense en muchas regiones del planeta como el principal referente a seguir y comparar con relación a la tecnología, ponen en serios aprietos la continuidad de la supremacía de este país de manera económica sobre China, su principal retador.

Debido a todas estas circunstancias, se tiene a los enemigos de Estados Unidos de América, liderados por China, formando un nuevo bloque económico. Las siglas, BRIC’S, hacen referencia al conjunto de países formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Este bloque constituye el grupo de los considerados países más adelantados entre los Estados con economías emergentes.

Si al nacimiento de esta alianza estratégica, le sumamos que hace pocos días, Arabia Saudí, ha indicado que está abierta a considerar, otras monedas para comerciar el petróleo que producen en aquellas latitudes, la situación no pintaría nada bien para los estadounidenses y mucho menos para su preeminencia supremacista en el mundo de los energéticos.

Si esto ocurriera, habría una implosión completa del sistema económico global, un hecho que desgajaría cada una de las cadenas productivas en el mundo y como resultado generaría una inflación desorbitada, en una gran variedad de productos y servicios en el mundo entero.

Pero lo más importante sería que Estados Unidos, perdería el dominio económico y el estatus de superpotencia con el que se ha manejado durante más de la mitad del siglo XX y lo transcurrido del XXI.

¿Porque, las economías emergentes lideradas por las BRIC’S, han decidido unir fuerzas y realizar la mayor parte de sus transacciones comerciales fuera de los alcances del dólar estadounidense o el euro?

Porque, al no utilizar la moneda estadounidense, este país vería reducida su hegemonía económica sobre cualquiera de los miembros de este bloque, lo que se traduciría en un dinamismo superior de las operaciones comerciales en energéticos, materias primas o servicios entre estos países que, además concentran poco más del 40% de la población mundial. Este último factor, también asegura que su demanda seguirá creciendo y estará activa, durante mucho tiempo, lo que muchas zonas del planeta, en especial los países cuya población está decreciendo y envejeciendo, no pueden asegurar. 

Pese a esta amenaza, de acuerdo con gráficas proporcionadas por el FMI y el BM, desde 1950, la economía estadounidense, ha presentado altos índices de crecimiento casi siempre en sentido positivo, lo que ha originado una falsa sensación de seguridad casi irrefutable por parte de los economistas de ese país, lo que ha derivado en una confianza en su recuperación económica que pudiera ser efímera y poco viable en el largo plazo.   

La enseñanza de este bucle interminable de ciclos económicos y cambios en su dirección es contundente, no hay superpotencia económica y militar que duré para siempre, ya que, siempre existirá una fuerza alternativa que desafié su preeminencia. El tiempo de un nuevo orden mundial ha llegado y junto a él, momentos de incertidumbre y parálisis económica, pudieran acompañarlo. Ahora bien, no sería correcto olvidar que los tiempos de crisis son también de oportunidad y la posición geográfica de México bien utilizada puede jugar sustancialmente a su favor. 

 

 

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INAP

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