MALOS MODOS

Roger Waters, el idiota

Roger Waters nació en Inglaterra y –sobre todo en su época con Pink Floyd

OPINIÓN

·
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Roger Waters nació en Inglaterra y –sobre todo en su época con Pink Floyd– ha compuesto, sí, una música que a largos ratos –algunos de los mejores– es una especie de destilado de inglesidad. Pero también es una suerte de idiota latinoamericano por adopción, en el sentido que le dan al término Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa en el libro –el Manual– con ese nombre. 

Lo de Waters tiene mérito: no hay un cliché de la progresía continental que no le haya regalado al universo mediático, desde sus recientes defensas de Putin, del que dijo que “gobierna desde el consenso” y al que ha decidido “escuchar”, porque la invasión de Ucrania fue en respuesta a “provocaciones” de Occidente; hasta su admiración por el chavismo, incluso el de Nicolás Maduro, al que dedicó algún brindis y alguna canción; y hasta su defensa del régimen cubano, al que justifica en su naturaleza tiránica en función del “bloqueo”, o sea del embargo, de los norteamericanos. 

Esa idiotez incluye una buena, predecible cuota de antisemitismo, disimulado, sobra decirlo, como una “crítica a las políticas del gobierno de Israel”. Son mucho más que eso, también sobra decirlo. Ahí están todos los clichés de la izquierda “judeofóbica”, desde hablar del “antisemitismo” israelí, por aquello de que los árabes son también “semitas”, una mamarrachada literalmente racista propia de las periferias lunáticas; hasta la mala fe de equiparar la “operación propagandística” del Estado israelí con Goebbels, nivel monero del obradorismo; hasta usar en sus conciertos puercos inflables con la estrella de David; hasta referirse a los participantes israelíes en Eurovision como a “alienígenas”, y hasta hablar de la “limpieza étnica” de la población palestina. 

Así, se entiende que en Alemania no le terminen de creer que es un defensor de los derechos humanos, como proclama ser cada que le ponen un micrófono enfrente, y hayan decidido lanzar una investigación por su concierto del otro día en Berlín, ese en el que apareció con un atuendo tipo SS, ametralladora en mano. En realidad, Waters incurre también en el cliché del idiota latinoamericano cuando argumenta que es un antifascista de toda la vida.

En efecto, The Wall, disco y peli, debe entenderse en clave anti facha: esas imágenes nazistoides de pesadilla, ese dictador tan mussoliniano, ese lavado masivo de cerebros. Es bueno recordar, sin embargo, que hay formas muy extendidas del antifascismo, como la seudo leninista y la del populismo de izquierdas, que tienen mucho de pleito entre primos hermanos ideológicos, de pleito entre iguales.  

Es desde ahí que terminas por equiparar la muerte de Ana Frank y la de una periodista palestina, como acaba de hacer Waters, idiota universal y miembro honorario de la hermandad chaira latinoamericana. 

Julio Patán 

COLABORADOR

@JULIOPATAN09 

MAAZ