Las investigaciones abiertas en contra de Alejandro Moreno por enriquecimiento ilícito, delitos electorales y lavado de dinero fueron congeladas por el gobierno de Campeche y el gobierno federal porque la 4T gana mucho más con él en la presidencia del PRI que metiéndolo en la cárcel.
Moreno forma parte de una generación que en su momento era orgullo del priismo, ese que volvió al poder en 2012 tras un castigo social que lo sacó de Los Pinos en las elecciones de 2000, luego de 72 años de gobernanza ininterrumpida.
Entonces, el mandatario Peña Nieto presumió a un grupo de gobernadores y militantes de su partido como la sangre nueva del PRI, entre los que destacaban Alito Moreno, Roberto Borges, Javier Duarte y César Duarte, entre otros correligionarios suyos que también están presos o prófugos.
Pocos priistas fueron exhibidos en la historia como los de dicha generación. Hay todo un debate sobre si fueron o no más corruptos que sus antecesores. Algunas versiones aseguran que la era de la información y las plataformas digitales pudieron evidenciar lo que en otros momentos no, al ejercerse entonces un control para mantener oculta la corrupción.
De aquel grupo, Alito Moreno, como le dicen sus amigos, está activo y en el primer plano como líder de la oposición que, supuestamente, lucha con amor y principios por un México mejor y para librarlo de lo que llaman el autoritarismo de López Obrador. Pero nada más falso, y AMLO lo sabe, es al primero que le conviene tenerlo en la dirigencia nacional del PRI y no en el tambo, y porque suelen hacerle manita de puerco para votar iniciativas como más conviene a Morena. Sin tener que mencionar siquiera al ex gobernador de Campeche, Alito alimenta el discurso cotidiano del Presidente del país, ese con que incluso suele zafarse de las responsabilidades de los malos resultados en su administración.
Es fácil ser el Presidente más popular de la historia moderna por el estilo personal para gobernar, acompañado de una oposición como la que encabezan Moreno, Marko Cortés (PAN) y Jesús Zambrano (PRD). A algunos de estos personajes les he preguntado sobre la conveniencia desde Palacio Nacional de tener a Alito ahí y no saben dar una respuesta convincente.
En su mundo, dicen que la política se hace con lo que hay e incluso avivan el discurso de que sea como sea y por México deben seguir aliados para enfrentar, aseguran, al comandante de la dictadura en que está entrando México. Se les ocurre reaccionar diciendo que incluso Movimiento Ciudadano debe estar con ellos por bien del país. Es el colmo. Por el bien de México deberían retirarse y dejar la política en nuevas manos.
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POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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