OJOS QUE SÍ VEN

Sufre dolor emocional

Vimos a un presidente mexicano que no solo no olvida los agravios del pasado, sino que además los revive y se revictimiza como una estrategia para tratar de “conectar” con los millones de mexicanos que, como él, sufren lo que los especialistas en psicología denominan “dolor emocional”

OPINIÓN

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Jesús Martín Mendoza / Ojos que sí ven / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Lo ocurrido en la conferencia matutina presidencial, sencillamente es inaudito. Vimos a un presidente mexicano que no solo no olvida los agravios del pasado, sino que además los revive y se revictimiza como una estrategia para tratar de “conectar” con los millones de mexicanos que, como él, sufren lo que los especialistas en psicología denominan “dolor emocional”. A lo largo de estas dos décadas de presencia mediática, pero con mayor énfasis, en estos últimos años, nos hemos preguntado qué sucede en la psique de un presidente que un día insulta y el otro también, que divide a la sociedad con planteamientos ideológicos y, sobre todo, que desmantela y destruye todo lo que hemos construido como sociedad en las últimas generaciones.

Mas allá de profundos análisis psicológicos y psiquiátricos en laboratorio, la respuesta nos la dio en su conferencia de ayer jueves. Penosamente Andrés Manuel López Obrador revivió los tiempos en los que fue insultado, ninguneado y rechazado socialmente. Recordó cuando Vicente Fox, presidente de México entre 2000 y 2006, en su campaña electoral, lo calificó como “un peligro para México”, y por increíble que parezca, de su propia boca recordó cuando fue bautizado con el nombre de una marca de alimento para gatos por el slogan de que “nueve de cada diez lo preferían”. Ese nivel de vulnerabilidad me hizo revisar algunas investigaciones psicológicas sobre personas que, padeciendo claramente un cuadro de narcisismo, son insultadas, humilladas o simplemente ignoradas.

Estas personas, incluido el presidente mexicano, padecen lo que se conoce como dolor emocional. Esta condición produce en la persona un verdadero sufrimiento, combinándose con cuadros de malestares físicos y pérdida de sueño. Según una investigación psicológica de la Universidad de Virginia Commonwealth encabezada por David Chester, estableció que una persona insultada, humillada y rechazada socialmente, como es el caso del presidente mexicano, sufre dolor emocional. En un estudio con seres humanos realizado con su colega Nathan De Wall de la Universidad de Kentucky, encontraron que el dolor, luego del insulto, provoca una reacción agresiva al sentirse rechazados. Pero lo sorprendente del estudio, reveló que una vez identificado el ciclo: insulto, dolor emocional y respuesta agresiva se produce una condición de placer al realizar una venganza.

Con base a este estudio realizado apenas en 2017, una persona insultada y rechazada sufre dolor emocional el cual puede permanecer por mucho tiempo, años inclusive. El dolor emocional produce una respuesta agresiva, esa respuesta agresiva va acompañada de resentimientos y la forma para aliviar esos dolores es a través de la ejecución de una venganza, la cual detona los centros del placer del cerebro. Esa es la razón por la cual desde tiempo inmemorial se dice que “la venganza es dulce”. Al trasladar este comportamiento que, dicho sea de paso, padecen millones de mexicanos, al presidente López Obrador, ahora entiendo las razones de su comportamiento y sus decisiones.

El presidente sufre de un profundo dolor emocional por las humillaciones y rechazos del pasado y el presente. Esa es la razón por la que no asume la conquista de la presidencia de México como una meta o un compromiso, sino como un medio de venganza para tratar de encontrar alivio a ese profundo dolor que le provoca el recuerdo de los insultos recibidos. Estratégicamente, sabedor de que la mayoría de los mexicanos sufren rechazo por su color de piel o su condición económica o educativa, es que ha logrado sintonizar con millones de personas adoloridas que buscan, igual que él, un alivio a ese dolor a través de la venganza, una catarsis.

Con esto se explica el por qué, personas que se han depauperado aun más, apoyan al actual presidente, porque sus acciones y discurso son una venganza que les proporciona mayor placer y alivio que obtener un empleo digno o salir de la pobreza. Una persona que gobierna desde esta condición no está capacitada para hacerlo, pero lamentablemente nuestro marco jurídico no establece las reglas para una revocación de mandato por no cumplir con las mínimas condiciones de estabilidad emocional para ejercer el cargo. No nos queda mas que esperar a que termine su período y que el siguiente presidente entienda y comprenda que administrará un país de gente adolorida, agraviada y con deseos de alivio a través del desquite o la venganza. Lo que lamento es que nadie de los que aspiran son conscientes de esa realidad.

 

POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
JESUS.MARTIN.MENDOZA001@GMAIL.COM
@JESUSMARTINMX


LSN

 

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