LA ENCERRONA

Los símbolos de la Cumbre del G7

Apoyo total a Ucrania, una visión desde el sur y, más allá del discurso, las naciones ricas por fin escuchan y entienden a los otros participantes

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Las fotografías de Hiroshima en ruinas me recuerdan absolutamente a Bakhmut y otros asentamientos similares. No quedó nada vivo, todos los edificios en ruinas" V. Zelenski

La Cumbre del Grupo de las 7 naciones más poderosas del planeta se dieron cita en Japón el pasado fin de semana. Este año la reunión del G7 tuvo una fuerte carga simbólica y, aunque sabemos que el país del sol naciente tiene tradiciones, valores y símbolos muy arraigados, como su disciplina, honor y respeto, al ser sede de esta edición el primer ministro, Fumio Kishida -oriundo de Hiroshima-, aprovechó el momento para recordarle al mundo que la guerra y los ataques con armas nucleares nunca deben de repetirse.

En la Cumbre se abordaron los temas que actualmente aquejan al mundo: la posición frente al avance de Rusia y China en la esfera global, la inteligencia artificial, el cambio climático y la guerra en Ucrania. Y, además de los líderes de las naciones integrantes (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos), también participaron de esta reunión los mandatarios de Australia, Brasil, las islas Comoras, las islas Cook, la India, Indonesia, Corea del Sur y Vietnam, mandando un mensaje de unidad con el llamado “Sur Global”, sumado a la presencia y participación activa del presidente ucraniano Volodimir Zelenski.

De este modo, el mensaje de Zelenski fue dirigido sí a los líderes de las naciones más poderosas económicamente del planeta, pero ya no para convencerles sino para solicitar más apoyo económico, militar y humanitario; empero se enfocó en convencer a los dignatarios de las naciones invitadas, enfáticamente a los primeros ministros de India y Corea del Sur, Narendra Modi y Han Duck-soo, respectivamente, y a Lula da Silva, presidente de Brasil, países donde no comparten la animadversión tan profunda hacia Rusia, los cuales se han decantado por la neutralidad en este conflicto y que incluso tienen importantes acuerdos comerciales con el kremlin.

En este sentido, Zelenski, gracias a sus dotes histriónicos, logra pronunciar un discurso profundo acerca de la humanidad y los desastres de las guerras, de las constantes amenazas de Putin de hacer uso de armas nucleares y de los daños colaterales que tendrían todos los países asistentes. Lo hizo en un marco inmejorable, en el museo de la memoria de Hiroshima, por lo que Kishida secundó al mandatario ucraniano promulgando un mensaje anti Rusia, dejando atrás un poco la tradición de paz acuñada después de 1945. Ambos políticos, hicieron mella en los demás asistentes logrando un apoyo solidario para Ucrania y por fin terminar con esta guerra que no beneficia a nadie (de los presentes en la Cumbre).

Así, la cumbre del G7 de este año nos deja con un sabor distinto a lo ocurrido anteriormente. Apoyo total a Ucrania, una visión desde el sur y, más allá del discurso, las naciones ricas por fin escuchan y entienden a los otros participantes “fuera del club”. Claro que no de manera desinteresada, pues hoy dicho “club de ricos” necesita de los países emergentes como Brasil y Corea, además de la nación más poblada del mundo y con la mayor proyección en Inteligencia Artificial, India. En pocas palabras, los ganadores del uso de los símbolos en esta edición fueron Zelenski el cual obtuvo más apoyo del G7 y un guiño favorable de las naciones del sur; y Kishida, quien obtiene mejor percepción de su sociedad -incluso ya está en posición de solicitar elecciones anticipadas-, así como recordarle al mundo la catástrofe del uso de armas nucleares. Los símbolos importan.

POR ADRIANA SARUR

COLABORADORA

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