COLUMNA INVITADA

¿Por qué jugar es cosa seria?

El juego es la forma más accesible para que un niño nos comparta su mundo interno

OPINIÓN

·
Stephania Beltrán Nishizaki / Opinión / El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Piedra, papel o tijera… una expresión que usualmente utilizamos y hemos transmitido de generación en generación para llegar a un acuerdo o elegir la mejor de las opciones. Intercambios de risas, lazos importantes, complicidad y un sinfín de recuerdos gratos hemos de asociar con dicha expresión. Lo mismo puede suceder al pensar en jugar, una actividad que se da de manera espontánea y natural.

Es el juego la forma más accesible para que un niño nos comparta su mundo interno, para expresar sus vivencias, para dejar ver sus habilidades motrices, cognitivas, de lenguaje, socioemocionales y practicar cada una de ellas. Esta actividad evoluciona desde los primeros meses de vida y se vuelve conforme al crecimiento cada vez más compleja.

De acuerdo con el crecimiento de un niño sus juegos van cambiando y evolucionando; inicialmente exploran su entorno a través de sus sentidos, observan colores, comparan formas, palpan texturas, tienen contacto con aromas. Basta con observar sus gestos, escuchar risas o llantos para notar las primeras expresiones de agrado o desagrado.

Desde los primeros meses de vida, un bebé es capaz de tomar un objeto y manipularlo con sus extremidades, estos movimientos, estimulan habilidades durante su desarrollo y lo preparan para lograr actividades cada vez más complejas como, la adquisición de la escritura, o la capacidad para tomar una cuchara y utilizarla al comer.

Es fascinante pensar como una criaturita que busca desplazarse por un determinado lugar para alcanzar un objeto, como puede ser una pelota, un muñeco, está poniendo en práctica nociones del espacio que hay alrededor. Misma habilidad que requerirá, a lo largo de la vida, para desplazarse correctamente hacia una ubicación deseada.

En una etapa inicial de la vida, el juego suele ser una actividad individual que va tomando forma y acercándose a representar sus pensamientos y experiencias. Al estar cerca de la vida de un niño, o una niña, podemos observar que más de una ocasión buscan representar a un(a) bombero (a), un (a) policía, un(a) doctor(a), un(a) maestro(a) o la profesión con la que al momento que lo desea expresar, se identifique.

Infancia e imaginación van casi siempre de la mano. Con la evolución del pensamiento se da paso al “juego simbólico”, lo que permite tener la capacidad para crear por medio de la fantasía escenarios similares a los de una realidad, utilizando unas sábanas para crear la casa de sus sueños, o un bien, un par de almohadas para construir el barco más grande del mundo.

El juego, poco a poco, va pasando de ser una actividad individual a una mayormente compartida, donde comienza a visualizarse, ya con mayor claridad, la interacción social a través del intercambio con otros pequeñitos del mismo o diferente sexo. Los niños y niñas pasan de disfrutar explorando de manera individual a preferir un juego donde se adoptan roles y se siguen reglas, en donde sabemos que las reglas y los roles forman parte de la vida cotidiana al vivir en sociedad.

Es así como una actividad tan agradable como es el juego dota de grandes beneficios a los individuos. Por lo que es útil, valioso y conveniente pensar que jugar es cosa seria en el desarrollo motriz, cognitivo, de lenguaje, así como socioemocional de los niños y niñas.