POLÍTICA Y DIPLOMACIA SOSTENIBLE

El tren de la ausencia

En 2008, nació el G20, que reúne a las 20 economías más grandes del mundo, y del cual México todavía forma parte

OPINIÓN

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Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El fin de semana tuvo lugar en Hiroshima, Japón, la Cumbre del G7, que reúne a los líderes de Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Japón. El G7 se conformó en 1975 como reacción al ascenso de los países petroleros asociados a la OPEP, que en 1973 impusieron un boicot a los países occidentales importadores de petróleo, causando daños temporales a sus economías. 

En el lenguaje de la guerra fría, las naciones del G7 eran las principales representantes del Oeste, del “Norte Desarrollado”, frente a los países del Este, el bloque de Europa Oriental, con economías socialistas muy ineficientes y política interna totalitaria, encabezadas por la Unión Soviética. Frente a la división Este-Oeste, el resto de las naciones del planeta, el llamado “Tercer Mundo” compuesto por los países subdesarrollados de América Latina, Asia y África, primero fundaron el Movimiento de Países No Alineados (1955), y después, dentro de las Naciones Unidas, el Grupo de los 77 (1964), para coordinar sus demandas de un “nuevo orden económico internacional”. 

El G7 no es una organización formal, pero centra sus discusiones en cuestiones de interés global, desde la estabilidad financiera y la seguridad internacional, hasta el cambio climático y la inteligencia artificial. No tiene sede ni un secretariado permanente. La presidencia del Grupo rota anualmente entre sus miembros. Sus decisiones no son obligatorias, pero del G7 han partido muchas iniciativas que, por décadas, han dado forma a la agenda mundial. A partir de 1998 Rusia fue parte del Grupo, que por un tiempo se llamó el G8, pero dejaron de invitarla en 2014, cuando invadió Crimea, y hoy es adversaria declarada del Grupo, por su invasión
de Ucrania. 

Estas naciones ricas ya no son las siete economías más grandes del mundo, por la irrupción de China (2) e India (5), pero mantienen una enorme influencia en el escenario internacional. En los próximos años tendrán que enfrentar la realidad de que Corea del Sur, Brasil, Australia, e incluso Indonesia, seguramente tendrán economías más grandes que Canadá e Italia, e incluso que Francia y Reino Unido. 

A raíz de la crisis financiera internacional de 2008-2009, el G7 empezó a invitar a los líderes de las principales economías que no eran miembros del grupo, a participar en sus cumbres anuales. Así, en 2008, nació el G20, que reúne a las 20 economías más grandes del mundo, y del cual México todavía forma parte. 

La Cumbre de Hiroshima, ciudad que simboliza la barbarie de un ataque nuclear, tuvo un marcado acento contra Rusia, China, Corea del Norte e Irán. Además de renovar su apoyo económico y escalar el soporte militar al presidente Zelenski de Ucrania, quien asistió a la reunión, el G7 rechazó las inaceptables expresiones del presidente de Rusia, Vladimir Putin, de no descartar el posible uso de armas nucleares por la guerra que desató la invasión de su vecina. 

El Grupo también manifestó gran preocupación por las informaciones, no confirmadas, pero tampoco firmemente rechazadas por China, de que está desarrollando rápidamente un arsenal nuclear, y por la evidencia de que Corea del Norte continúa desarrollando misiles balísticos con los cuales lanzar podría lanzar las armas nucleares que ya posee. 

Con cierta dosis de incongruencia, los líderes del G7 rechazan categóricamente la posibilidad de que Irán llegue a desarrollar armas nucleares, cuando fue Estados Unidos, durante la presidencia de Trump, quien rompió el acuerdo alcanzado entre ese país, y China, Rusia, Alemania, Francia, el Reino Unido y Estados Unidos. Sin ofrecerle ningún incentivo, es difícil que Irán vuelva a la mesa de negociaciones. 

Para subrayar su peso creciente en los asuntos mundiales, y mostrar que el G7 no controla en exclusiva la agenda global China organizó, al mismo tiempo que la Cumbre de Hiroshima, una Cumbre del presidente Xi Jinping con los presidentes de las repúblicas de Asia Central, sin la presencia de Rusia, que así habrá constatado que ya nadie, ni su aliada China, le da el trato del Imperio que algún día fue. El silbato del tren de la ausencia sonó fuerte en Moscú. 

A la Cumbre de Hiroshima el G7 invitó a los líderes de Australia, Brasil, Corea del Sur, India e Indonesia. No invitó a México quien, por su bajo crecimiento en los últimos años, corre el riesgo de salir del grupo de las 20 economías más grandes del mundo en el futuro próximo.

¿Pero, porqué invitar a la Cumbre del G7 a un presidente que ha declinado participar en todas las cumbres presidenciales a las que ha sido invitado, sean del G20, la ONU o la Cumbre de las Américas? Después de cinco años de gobierno, ningún líder mundial conoce al presidente mexicano, con excepción de nuestros vecinos del norte, Biden y Trudeau. Mientras Lula y Brasil crecen, lastimosamente López Obrador ha empequeñecido considerablemente la estatura internacional de nuestro país. Nos ha degradado y sí hay consecuencias. El silbato del tren de la ausencia suena fuerte en México, aunque no lo escuchen en Palacio Nacional.

POR MIGUEL RUIZ CABAÑAS

PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY
@MIGUELRCABANAS/MIGUEL.RUIZCABANAS@TEC.MX

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