COLUMNA INVITADA

La narcocultura y sus proyecciones

Para muchos, es sorprendente observar el incremento de la popularidad visual, musical, simbólica y temática del narcotráfico en la cultura

OPINIÓN

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Ignacio Anaya Minjarez / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Para muchos, es sorprendente observar el incremento de la popularidad visual, musical, simbólica y temática del narcotráfico en la cultura. Sin duda, esto constituye una llamada de atención sobre la creciente penetración de este problema. Lejos de ser eventos aislados, es una muestra de cómo la "narcocultura" se ha infiltrado en varios segmentos de la sociedad, especialmente dentro de las áreas más afectadas por la presencia de estos grupos y con un Estado comprometido. En México, un país con una población predominantemente joven, no se debe ignorar el ascenso de la  narcocultura en estas poblaciones, ya que los menores de edad son uno de sus principales receptores.

El narcomundo representa una realidad repleta de símbolos que moldean la manera en que la sociedad concibe el narcotráfico. Existen diversos factores que contribuyen a crear este imaginario, desde la proliferación de películas, música, series televisivas y documentales relacionados con el tráfico de drogas, hasta la influencia del estilo de vida de los narcotraficantes en la cotidianidad, reflejada en la popularización de la moda y el lenguaje de estas figuras. Un ejemplo de ello es la ropa característica de los principales líderes, misma que influye en el modo de vestir de muchos menores de edad.

Cuando se habla de narcocultura, a menudo se piensa en narcocorridos, melodías que relatan con orgullo las acciones de los narcotraficantes. Sin embargo, la influencia de la narcocultura es mucho más extensa y profunda. Reemplaza elementos culturales que los jóvenes adoptan durante su desarrollo. En este contexto, la figura del narcotraficante se ha convertido en un modelo a seguir para muchos. Un aspecto constante dentro la narcocultura son las aspiraciones y deseos que puede generar. Los elementos simbólicos contenidos en ella crean representaciones e imaginarios sociales sobre el tráfico de drogas, que llegan a configurar un mundo de vida con estilos, valores y patrones de comportamiento propios, seduciendo a una gran cantidad de personas.

La importancia de este fenómeno se pone de manifiesto en la obra de 1996 del historiador francés Michele de Certeau, "La invención de lo cotidiano". Certeau argumenta que el consumidor de una cultura fabrica su propia interpretación de los contenidos que consume. 

La popularidad de esta subcultura (o cultura) y su influencia en los jóvenes, particularmente en México, debe ser vista no solo como una simple fascinación por el glamour asociado con los narcotraficantes, sino un llamado a la reflexión sobre las condiciones que permiten su florecimiento. El público joven que se ve atraído por este mundo es a menudo el que más sufre de la falta de oportunidades, la pobreza y la violencia estructural. Sin embargo, este escape es en última instancia ilusorio y peligroso.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@Ignaciominj

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