NOTAS SIN PAUTA

El PT calando a la 4T

Desde hace dos semanas, apenas después del 1 de mayo, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, inició un intenso mensajeo para presionar al PT, ese partido propiedad de Alberto Anaya, e inclusive, al PVEM, a fin de que declinen su participación y se sumen a Morena

OPINIÓN

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Arturo Rodríguez García / Notas sin Pauta / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A 12 días de que concluyan las campañas y faltando dos semanas para que suceda la jornada de votación para elegir gobernador de Coahuila y renovar el congreso local, parece preciso despejar cualquier duda posible sobre una declinación, toda vez que las boletas están impresas y el tiempo de registrar coalición, en tanto figura jurídica, hace meses que caducó.

Desde hace dos semanas, apenas después del 1 de mayo, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, inició un intenso mensajeo para presionar al PT, ese partido propiedad de Alberto Anaya, e inclusive, al PVEM, a fin de que declinen su participación y se sumen a Morena. Esto es, una alianza informal, un apoyo moral que pretendidamente se traduzca en electoral.

Ya desde el período de intercampaña, en marzo, el candidato morenista a la gubernatura, Armando Guadiana Tijerina, intentaba convencer al exsubsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía Berdeja, investido candidato del PT, de la dicha declinación. El político-empresario suele hacer a un lado su ego cuando se propone un objetivo y, para el caso, obviaba las numerosas descalificaciones, señalamientos y ofensas relativas a su edad, que le lanzaba a diario el exfuncionario federal.

La situación se tensó desde el 12 de diciembre, cuando Mario Delgado dio a conocer los resultados de las encuestas con las que se designó a Guadiana y que Mejía no admitió, con tanto enojo que acusó a Mario Delgado de vender candidaturas, hacer negocios con las campañas y sugerir que gobernador priísta, presidente de Morena y candidatos, estaban coludidos para evitar su victoria electoral que representaba el verdadero cambio. Se fue al PT en febrero.

Desde un año antes, Mejía regresó a Coahuila, donde tuvo una fugaz carrera política entre 1994 y 2005. Fue diputado local, dirigente de la CNOP, pasó brevemente por el PRD y luego director de área en el gobierno de Enrique Martínez. Después se fue a la Ciudad de México y más tarde a Guerrero, donde siguió más o menos el mismo camino (diputado y aspirante a la alcaldía de Acapulco todavía en 2018) pero por MC. Alfonso Durazo, su compañero en MC, lo atrajo al gabinete lopezobradorista como subsecretario. Presente en las reuniones matutinas de seguridad, se quedó encargado del despacho cuando el primero se fue a bregar por Sonora y regresó a la subsecretaría apenas asumió Rosa Icela Rodríguez. Aparecía los jueves en “la mañanera” para dar el informe de seguridad.

Tan consentido como estaba y con el presidente López Obrador diciendo que ya había aceptado el resultado de la encuesta, sorprendió su ruptura y, si bien no emitió críticas al presidente, cuya “transformación” reivindica, profundizó las diferencias con Mario Delgado quien a su vez ha hecho de tripas corazón para procurar la declinación al grado de deslizar el riesgo para el PT en la coalición de 2024. La razón: los puntos que le faltan a Guadiana para ser competitivo son los que tiene Ricardo.

Fue Delgado quien pidió a los aspirantes presidenciales ir a darle su apoyo a Guadiana: Adán Augusto lo hizo y acusó a Mejía de traidor; Sheinbaum puntualizó que ya no forma parte “del movimiento”. El aludido, en respuesta, les ha repartido parejo y se sostiene en ser candidato.

En ese contexto, surgió el exabrupto de Gerardo Fernández Noroña, molesto por ser excluido como “corcholata”, acusando a López Obrador de promover la exclusión y el sectarismo.

Así que, más allá de Coahuila y la elección de la gubernatura que interesa a Morena y sus dirigentes, el PT parece estar calando a la 4T, o bien, al menos intenta elevar el precio de su escudo.

Y no es para menos, pues este sexenio les ha ido mal como nunca por la suspensión del presupuesto para los Cendis desde 2019 y con el reparto de candidaturas en 2021 que le achicó una bancada que, por si fuera poco, registró la baja de Mauricio Toledo, en un episodio que radicalizó las diferencias de ese partido con Claudia Sheinbaum.

Binomio del desastre

Rogelio Ramírez de la O es hombre de confianza para el presidente López Obrador: en 2006 se desempeñó como su asesor durante la primera postulación, y sobra decir que el lazo alcanzó para llevarlo a la titularidad de Hacienda, donde permanece desde mediados de 2021.

Sin embargo, parece que entre el funcionario y la meta hay una piedra con nombre y apellido. Se trata de la coordinadora de Planeación, Operación y Servicios, María del Socorro de Paz Fuentes. La funcionaria se ha hecho fama entre proveedores de diversos bienes y servicios, debido a que habría logrado más de un privilegio desde su ejercicio al interior de Hacienda.

Entre las presuntas maniobras de la funcionaria destaca que subdirectores y cabezas de área reportan que han sido despedidos, tras ser responsabilizados de errores que caerían en el ámbito de responsabilidad de Fuentes.

A este interesante caldo de cultivo hay que añadir que se le asocia al titular del área de Administración y Finanzas, Jorge Trejo Bermúdez, lo que los colocaría como el binomio perfecto, pero para el desastre, con una Ramírez de la O que empieza a perfilarse en la ruta de Ignacio Ovalle.

POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
COLABORADOR HERALDO RADIO
@ARTURO_RDGZ

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