En México, el mes de mayo, comienza con un discurso lleno de contenido socialista en materia laboral, y que resulta en el preludio del gran incendio que se provocará para el día 15, en que el reclamo por los derechos magisteriales, se avivan. Retoricas van y vienen, prometiendo mejores trabajos, derechos, incrementos de inversión, que siempre irán acompañadas de cifras que aparentan mejorías nunca vistas, pero que no son percibidas por la mayoría de la sociedad.
Algo que se denomina, la falsa ilusión del éxito. Por supuesto, se sabe que el poder político, no está realizando su labor, que es construir y otorgar herramientas de progreso, para que este ente común llamado México, pueda insertarse en este momento de constante dinamismo; por el contrario, lo que pretende es preservar lo más que se pueda su ejercicio en lo individual.
Ya tendríamos que entender que mientras se incremente la pobreza y se desincentive el esfuerzo, no se está logrando nada. La ambición del político común que busca entrar a la historia resulta contraproducente, ya que ese honor, no surge de la intención sino de hechos fortuitos o por decisiones que dan un vuelco al proveer de esperanza a todo el país. Es mera circunstancia.
Durante esas idas y venidas, tendremos las mismas noticias de otros años. Lo que no ha cambiado en años. ¿Acaso alguien recuerda algún discurso histórico en los tres últimos sexenios? Desde la perspectiva de la intrascendencia, parece lógico que más importe el “puente”, que la fecha en sí.
Por otro lado, el día 5, se atiza el espíritu nacionalista con la famosa batalla de Puebla, un evento de 1862, donde Ignacio Zaragoza, al frente de su ejército, no permitió el paso de las tropas francesas rumbo al país del norte. Aquí nuevamente, esa victoria, parece resultar festejarse más en Estados Unidos que en nuestro país, pues en la Casa Blanca se celebra el día con todo y mariachis. En tanto que en México “La Ignacio Zaragoza”, es sólo el referente de una calle. Hace tanto tiempo, de aquello, que lo que se congela es el presente que va pasando inadvertido.
Creo que, por ello, se nos coló el día 10 de mayo, para tener una tregua en toda acción de protesta, que se vive a lo largo del país, y justo ese día, cambia el ambiente al frenar cualquier diferencia. Es muy mexicano pasar de la violencia a la veneración, que se realiza a las madres mexicanas. Justo el día de las mamás se detiene el reloj en México, y muchos lugares como los panteones, restaurantes, casas y jardines, conjuntan en sus recintos a familiares y amigos que se desbordan, para un festejo que genera una unidad inusitada, paralelamente a la derrama económica, sin igual, que si se aprecia.
Podríamos asegurar que es la fecha más trascendente de este mes, donde las flores, las comidas, las reuniones, nos hacen coincidir en ánimo y cordialidad, incluso parece que es la única fecha que realmente se vive en presente.
Muy pocos establecimientos de empresas corporativas hacen trabajar a las madres. Por lo que respecta al resto de los empleados y empleadas, generalmente salen temprano. Te podrás olvidar de cualquier fecha, pero no del 10 de mayo en México. Al parecer tendríamos que preguntarnos cómo podemos lograr que de un día a otro se nos puedan olvidar las confrontaciones y reunirnos en paz.
Eso es uno de los grandes enigmas de la cultura mexicana, y es probable que sólo se pueda resolver, a través del compromiso social de todos sus habitantes, donde se inserte la semilla de que la sociedad civil es, y será siempre más importante que el poder.
POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB
LSN