COLUMNA INVITADA

Los maestros en México: la triste historia de una profesión llena de ángeles

Es una excelente noticia el aumento salarial anunciado por el presidente López Obrador, pero la educación no fue ni será prioridad de esta administración

OPINIÓN

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Hugo Eric Flores / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ir a Zacualtipán, Hidalgo, el lugar de nacimiento de mi padre, era estar siempre envuelto en pláticas con maestros. Muchos de mis familiares son o fueron maestros. Mi propia hermana, quien me enseñó a leer y a escribir, es maestra. Por iniciativa de mi mamá muchos de los primeros textos que deletreé eran versículos bíblicos. Pero “ir al pueblo” era confuso para mi, mis familiares maestros a pesar de que sabían mucho vivían de manera muy humilde y muchos tuvieron que emigrar al Distrito Federal, que en los 70s y 80s estaba plagado de maestros hidalguenses.

Hoy puedo entender que su “apostolado” tuvo que ver no solo con su vocación y lo mucho que sabían, sino que también fue su manera de sobrevivir. Desde niño aprendí, con el ejemplo familiar, no solo a respetar sino a admirar a mis maestros. Esa admiración tuvo su pináculo cuando una Secundaria en Ciudad Nezahualcóyotl fue bautizada con el nombre del hermano mayor de mi papá, Celedonio Flores Hernandez, homenaje a una familia dedicada a enseñar a los niños de México.

Pero esta historia nostálgica contrasta con lo que pasa en la educación en México. El grado promedio de escolaridad es de 9.7 años, es decir los mexicanos sólo cursamos hasta la secundaria. Leemos como promedio 1.7 libros al año y por eso estamos en el lugar 107 de 108 de acuerdo a datos de la Unesco. En la conocida como prueba PISA, aplicada por la OCDE, estamos en el lugar 102 de 137 países del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos.

En esta misma prueba, tres de cada 10 estudiantes que tienen los peores resultados a nivel global son mexicanos. Si bien las estadísticas pueden parecer sólo datos, lo cierto es que la educación pública en México está en franco deterioro. El 90% de los alumnos en México acuden a escuelas públicas que tienen en promedio 30 años de haberse construido. No solo la infraestructura sino todo el sistema educativo en México está en ruinas, poco hablan nuestros políticos de construir un proyecto social basado en la educación. Si no hay propuestas de políticas públicas para transformar al sistema, de la actualización y modernización de los planes de estudio mejor ni hablemos. Seguiremos acumulando retrasos históricos y luego nos preguntamos porque no podemos salir de la pobreza. 

Es una gran noticia que el salario de los maestros subirá con retroactividad a enero de este año según lo anunciado por el Presidente de la República. Los rezagos en este rubro han empezado a provocar una crisis de docentes en el sistema educativo. Poco falta para que también empiecen a llegar maestros cubanos o venezolanos, y no lo digo porque no sean bienvenidos maestros de todas las nacionalidades, lo digo con tristeza porque en el alma colectiva una de las profesiones con mayor credibilidad es la de la enseñanza.

Los mexicanos tenemos en nuestro ADN vocación magisterial. La triste realidad es que la mayoría de los maestros tienen que buscar fuentes adicionales de ingreso, pues gana más un franelero en las calles de la CDMX que un maestro. De acuerdo a cifras recopiladas por el IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad) en educación preescolar el sueldo es de poco más de seis mil pesos netos; en la primaria varía de acuerdo al tabulador pero en promedio es de 10 mil 400 pesos mensuales; en secundaria un maestro gana 145 pesos por hora; el peor dato se da en la educación media varía entre los 80 y 140 pesos la hora; y en la superior entre los 180 y 300 por la hora. Es decir, gana lo mismo un joven que trabaja en McDonalds en Estados Unidos que un maestro universitario en México. Si a eso no se le llama tragedia nacional, ¿cómo la podríamos llamar?

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) es el sindicato de burócratas más grande no solo de México sino de toda Latinoamérica, con casi dos millones de agremiados. Lleno de intereses, se ha convertido en un sindicato blanco, siempre afín al gobierno en turno. Por eso, aunque sus métodos pueden ser controvertidos sindicatos como la CNTE siempre serán bienvenidos porque provocan la democratización del magisterio nacional. Buenas iniciativas para modernizar el sistema y trabajar en la actualización de los maestros han quedado en el olvido. Ojalá algún día vuelvan a surgir líderes sindicales que reencaucen la vocación magisterial innata en nuestra sociedad y utilicen esta herramienta sindical tan poderosa que tienen en sus manos para bien nuestras y nuestros niños.

La educación para el protestantismo juega un papel fundamental. El proverbio que dice: “Educa al niño en su camino y aun cuando fuera viejo no se apartara de él” es una constante cultural entre quienes profesamos esta fe. Los antecedentes son Juan Calvino, quien creyó e impulsaba la educación universal “a todos los niños, todos los conocimientos”; mientras que para Martín Lutero la educación dual, la “del mundo y la de la iglesia era una necesidad social”. Así la universalidad (Calvino) y la laicidad (Lutero) de la educación pública y privada tiene sus antecedentes en el pensamiento protestante. Por eso, lo que empezó como “escuelas dominicales” para educar a los niños pobres se convirtió en poderosas universidades Harvard, Yale y Princeton en Estados Unidos, y Oxford y Cambridge en Inglaterra. Con esta historia tan importante es increíble que en México no existan universidades con orígenes protestantes evangélicos. 

Uno de los grandes temas ausentes de la 4T es el tema educativo. Es una excelente noticia el aumento salarial, pero la educación no fue ni será prioridad de esta administración. Otra vez la esperanza renace cuando existe la posibilidad que una científica, una mujer forjada en las lides del liderazgo estudiantil universitario pueda llegar a la Presidencia.

La Huelga Estudiantil de 1987 en la UNAM fue un semillero de nuevos liderazgos agrupados en un ente amorfo como lo fue el Consejo Estudiantil Universitario (CEU). El CEU fue el movimiento estudiantil más exitoso en nuestra historia al defender la gratuidad de la educación en la UNAM. Siendo estudiante de la Facultad de Derecho fui testigo del triunfo del CEU en el Congreso Universitario de 1990. Imanol Ordorica, Carlos Imaz y Carlos Santos, cabezas visibles del CEU, más cientos de estudiantes que participamos desde distintas trincheras estamos muy ilusionados que postulados ideológicos de ese movimiento puedan concretarse con políticas públicas en materia educativa en nuestro país. Imagínense una líder universitaria con origen en el CEU pueda ser Presidenta de la República, hace unas décadas hubiese sido un sueño imposible. 

Sin duda, uno de los objetivos de la gratuidad en la educación pública tiene que ver con la Educación como el principal medio de movilidad social. Las sociedades democráticas se construyen con personas empoderadas por la educación. Otro México es posible si viramos nuestras prioridades presupuestales y de políticas públicas a temas que nos den presente, pero sobre todo futuro. Es necesario en un Nuevo Pacto Educativo para México en donde participe toda la sociedad, una reorganización del sistema educativo es ya inaplazable. 

En memoria de todas mis maestras y maestros Elizabeth y Margarita en la primaria; del profesor Samaniego y la maestra María Luisa en la secundaria; del profesor Dattoli y la maestra Alicia en la preparatoria; de los profesores Burgoa Orihuela, Galindo Garfias y Everardo Moreno en la Facultad de Derecho; y de Roberto Unger y David y Duncan Kennedy en el postgrado. Ellas y ellos y muchos más, dejaron una huella imborrable en mi persona. Mis familiares y las y los maestros en general, a pesar de sus tristes historias de sobrevivencia, me demostraron que Zacualtipán de Ángeles no sólo debe su nombre en honor al General Revolucionario Felipe Ángeles, sino sobretodo en honor a ellos, porque en México, las y los maestros han sido verdaderos ángeles para muchos de nosotros.

POR HUGO ERIC FLORES

COLABORADOR

@HUGOERICFLORES

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