El día cuatro de mayo es conocido por muchos fans como el día en que se conmemora la saga de Star Wars. Es impresionante como esta franquicia sigue siendo, desde su primigenia trilogía hasta sus precuelas, secuelas, novelas gráficas y series televisivas, motivo de culto y de admiración de muchas personas. Erigiéndose como ejemplo de que las mitologías, y aún las modernas, sirven perfectamente como alegoría para poder comprendernos y entendernos como sociedad.
Consciente y muy elocuente de este fenómeno, el profesor Cass Sunstein, decidió utilizar su narrativa para explicar en el libro “The world according to Star Wars”, muchas preocupaciones contemporáneas como la religión, redención, feminismo, terrorismo, paternidad, matrimonio igualitario, y hasta el derecho constitucional. El profesor Sunstein entendió que todo ese universo ficticio construido alrededor de la obra de George Lucas, y que une a muchas generaciones, nacionalidades e ideologías era la perfecta coyuntura para explicar muchos de los fenómenos que se gestan en nuestro propio universo.
En una entrevista para el diario español “Papel”, Sunstein reconoce que “Star Wars” es profundamente política, y “[…] que parte de la gran tensión que rezuma la saga procede del irresistible atractivo de un líder poderoso, alguien capaz de unir a la gente y librarla del caos”. Esa es la motivación que alimenta al poderoso Emperador Palpatine, apoyado por su aprendiz Darth Vader, que usando los procesos democráticos de esa ficticia nación de Galaxias se allega del poder, suprimiendo al Senado, a la orden de los Jedi, y a todos aquellos que fueran contrarios a su visión de orden y paz galáctica. Es difícil no estremecernos junto con la senadora Amidala cuando, al ver a sus colegas celebrando la reestructuración de la República y el ascenso de Palpatine al poder absoluto, señalar: “Entonces así es como muere la libertad: con un estruendoso aplauso.”
En eso tiene razón Sunstein: Star Wars condensa, y ahí considero su gran atractivo, la historia de casi todas las naciones de nuestro planeta. Y desde el tamiz constitucional que él sugiere, muchas Constituciones u órdenes jurídicos han surgido después de que un líder asume la conducción de un país para ofrecer, paz, seguridad, progreso y estabilidad como pretexto para tener el control unilateral del poder.
Si observamos con esa lupa nuestra propia historia, veremos que el proceso de gestación de la Constitución de 1917 surge después y como consecuencia de una larga dictadura -la de Porfirio Diaz- que prometía “Paz, Orden y Progreso” al pueblo mexicano.
Muchas de las instituciones que se destilaron en nuestra Constitución fueron con el propósito de evitar, y a la vez limitar esa visión personalizada del poder. Tomemos como ejemplo la conformación del Poder Judicial. El punto de partida era claro: tres décadas del Porfiriato habían reducido al Poder Judicial a un mero “departamento de justicia”, sumiso y sujeto a la voluntad unívoca y absoluta del dictador; los diputados lo comparaban, entonces, con las judicaturas de las monarquías absolutas del Viejo Continente, donde los jueces no eran más que agentes del emperador o del sultán.
Para una verdadera república era necesario garantizar independencia y autonomía de este Poder frente a los otros dos, pues sólo así podría servir para garantizar los derechos fundamentales de todos los ciudadanos, pues si éstos “no se respetan”, sostuvieron los constituyentes, “de nada sirven las funciones del Poder Legislativo y del Ejecutivo”.
Para los constituyentes, era claro que la judicatura debía estar diseñada no para ser controlada, sino para establecer controles al poder; no para servir y complacer, sino para desagradar y cuestionar; en palabras claras, impartir justicia.
Si vemos con la lupa de las mitologías nuestros anales históricos, podremos encontrar nuevas formas de comprendernos, de entendernos y de asumir nuestros compromisos presentes y futuros. En las galaxias ficticias como en los universos reales, los controles al poder son las cadenas necesarias para evitar que quienes lo detentan se asuman, como el Emperador Palpatine, como los únicos detentadores de la verdad, y como los “caudillos” de la paz, el orden y el progreso.
Muchas reflexiones pueden abrevarse de un análisis detallado de Star Wars. Pero una que quisiera retomar de la entrevista que le hacen al profesor Sunstein es: ¿Y dónde está la fuerza? Él responde que está en muchos elementos de nuestra vida diaria, como la Constitución Americana, y yo agregaría también la Constitución Mexicana, porque en estos tiempos en que la realidad y la ficción se entrelazan los fans y los que aún no lo son, debemos buscar siempre que: ¡La fuerza esté con nosotros!
POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA
MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
LSN