ARTICULISTA

Arte digital más allá de las fronteras

Nos encontramos ante un tipo de arte global que integra una estética polivalente, que puede ser empleada separando o integrando las diferentes artes en su conjunto

OPINIÓN

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Bernardo Noval / Articulista / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Las posibilidades que el medio digital ofrece deben considerarse como la gran revolución tecnológica del siglo XX, aunque existe cierta confusión a la hora de delimitar las características y potencialidades de este medio y, sobre todo, su aplicación al mundo artístico. Con la aparición de las nuevas tecnologías de la información y de versátiles soportes informáticos, adecuados para realizar reproducciones masivas y sin control de imágenes digitalizadas surge realmente una democratización de las imágenes.

Nace así una nueva obra artística capaz de llegar a todo el mundo y dejar de ser una obra pasiva y terminada para convertirse en algo inacabado, dinámico y en continuo proceso de creación con las evidentes posibilidades de difusión que estas características comprenden. Esta nueva obra necesita para su existencia de un espectador que deja de ser un sujeto contemplativo-pasivo para pasar a ser un sujeto participativo-activo, acorde con la nueva naturaleza artística. 

En la actualidad y en pleno desarrollo del medio digital, artistas en todo el mundo están utilizando las tecnologías de la información y la comunicación para realizar obras de gran fuerza visual y que además con frecuencia favorecen la participación del espectador. Este arte parte del diseño de un nuevo entorno de creación sometido a unas leyes propias. Nos encontramos ante un tipo de arte global que integra una estética polivalente, que puede ser empleada separando o integrando las diferentes artes en su conjunto.

Con el poder de mostrar obras simultáneamente en diferentes países, el arte digital realmente no necesita "estar" en ningún lado. Pero el lugar donde se crea, exhibe y financia tiene un profundo impacto en cómo se hace. La exhibición casi simultánea de obras de arte en diferentes países, culturas, comunidades y escenas es única en el período del arte digital en el que nos encontramos y tiene el efecto secundario de exponer las diferencias estructurales que históricamente subyacen a cómo se apoya y entiende el arte digital en estos países.

Una de las mayores diferencias es hasta qué punto los curadores, los espacios de exposición y los propios artistas digitales se identifican con la NFT, ya que la fuerte identidad con NFT permite un mercado comercial para el arte digital.

Por ejemplo, en Dubái la feria de arte Art Dubai, con su sección digital en expansión, está resurgiendo como un pilar del mundo del arte; así como grandes exhibiciones de arte digital, como las de la galería de arte Galloire, establecida en 2020 en Dubái, la cual colabora con artistas digitales de todo el mundo.

Si bien la financiación del gobierno de los Emiratos Árabes Unidos para las artes y la cultura está atrayendo cada vez más la atención de los artistas occidentales, los Emiratos tampoco tienen impuestos sobre la renta o sobre las ganancias de capital, lo que significa que las ganancias obtenidas de la venta de criptografía, NFT o obras de arte no están sujetas a impuestos.

Hay, por supuesto, otras importantes ciudades de arte digital como las ciudades asiáticas, algunas de Europa o Estados Unidos. Pero ¿El arte digital realmente necesita estar en alguna parte? Técnicamente no. Sin embargo el lugar donde se crea, exhibe y financia tiene un impacto indeleble sobre cómo se hacen las obras, quién las hace y cómo llegamos a conocerlas.

 

POR BERNARDO NOVAL
CEO MUST WANTED GROUP

@BERNIENOVAL

@MUSTWANTEDG

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