COLUMNA INVITADA

Los PILARES del desarrollo y la paz

Cuántas veces nos hemos preguntado si es la falta de cultura, de espacios dignos y de educación

OPINIÓN

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Leonor Gómez Otegui / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial

Cuántas veces nos hemos preguntado si es la falta de cultura, de espacios dignos y de educación, el origen de tantos males en la sociedad moderna. Pues bien, está comprobado, incluso en casos prácticos y recientes de violencia extrema como ocurre con la sociedad salvadoreña, que el desarrollo conductual tiene una estrecha relación con la presencia o ausencia de valores culturales. En este caso fue el segundo, el detonante de la degradación que hemos atestiguado en la última década.

Desde el inicio de su administración, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México concibió un modelo de desarrollo basado en la inclusión, pero sobre todo en la atención de la población más vulnerable y con menos oportunidades: los PILARES o Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes, que han venido a revolucionar la regeneración del tejido social y a la construcción de una cultura de paz.

Hace unos días, por ejemplo, la Dra. Sheinbaum inauguró un nuevo PILARES de Diseño en la Colonia Zapote, en la Alcaldía Tlalpan, que atiende a 41 mil personas y que además del espacio cultural, educativo y de aprendizaje que constituye por sí mismo, es una obra admirable en la parte arquitectónica que llama a ser parte de él.

Con éste último suman más de 280 PILARES en toda la ciudad (con la meta de alcanzar 300 al final de la presente administración), pero en últimos meses se han abierto otros en las distintas alcaldías de la capital (sin distinción) como en Lomas de la Estancia (Iztapalapa), en la U.H. Ermita Zaragoza (Iztapalapa), en la Colonia Arbolillo (Gustavo A. Madero), en la Colonia Tepalcates (Iztapalapa), en la Colonia Candelaria Ticomán (Gustavo A. Madero), en la Colonia Guadalupe Tlaltenco (Tláhuac), en la Colonia Magdalena de las Salinas (Gustavo A. Madero), en la Colonia Lomas de Chamontoya (Álvaro Obregón), en la Colonia Olivar del Conde (Álvaro Obregón) y en la Colonia Ajusco (Coyoacán); por citar sólo algunos.

El éxito de este modelo se debe a muchos aspectos pero vale la pena destacar cuatro: su papel como creadores de identidad, su eficiencia como espacios de aprendizaje, su función como promotores de la participación social (y la administración de los recursos propios) y su influencia como constructores de paz.

Sobre el primero, vale la pena resaltar el carácter pluricultural de los PILARES, que no distinguen de condición social, económica, étnica o de alguna otra índole. Sobre el último, la recuperación del sentido de comunidad, en el que unos cuidamos de otros, y compartimos espacios en común.

En la parte de aprendizaje, los PILARES han venido a constituir espacios altamente atractivos y eficientes para lo propio, atendiendo no sólo a las necesidades y demandas de niñas, niños y jóvenes, sino de toda la comunidad.

Lo mismo se imparten clases de programación, de habilidades digitales (Escuelas de Código), de habilidades cognitivas y de habilidades emocionales; que talleres de cultura audiovisual, artes plásticas y cultura escénica. También forman parte de la oferta de aprendizaje los talleres de carpintería, diseño de imagen, electricidad, gastronomía y panadería, plomería y otros, producción audiovisual y serigrafía, como facilitadores del autoempleo.

En un mundo globalizado, en donde el desarrollo ha ido en direcciones contrarias dependiendo de muchos aspectos y de las políticas públicas implementadas por los gobiernos; el fortalecimiento de la cultura y de los espacios comunitarios se vuelve prioritario para construir identidad, lazos, ciudad y armonía. Ese primer eslabón que tanto necesitamos para recuperar los valores que nos permitan superar la violencia y garantizar el desarrollo equitativo y justo para todas y todos.

POR LEONOR GÓMEZ OTEGUI
DIRECTORA DEL FES CDMX Y COORDINADORA DEL CESA CDMX

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