Hace menos de 10 años, Ecuador era un país reconocido por sus bajas tasas de delincuencia, pese a estar en el corazón de la producción de la cocaína en América del Sur. Hoy las cosas han cambiado con el arribo del narcotráfico y el incremento del crimen.
Y lo mejor que se le ocurrió al presidente y exbanquero Guillermo Lasso fue autorizar a los civiles el uso y portación de armas de fuego, con el fin de defenderse y enfrentar a la delincuencia; prácticamente una declaración de guerra.
Ese país, ubicado en el ombligo del planeta y que colinda con Colombia y Perú, ya vivió el año pasado tres estados de excepción y, desde el pasado fin de semana, sufre el primero de 2023 que durará 60 días, debido a que los niveles de violencia siguen subiendo en ciudades como Guayaquil, Durán y Samborondón.
Sólo para contextualizar, Ecuador decomisó en 2021 un récord de 210 toneladas de drogas, la mayor parte cocaína, y cuyo destino eran puertos europeos. Las incautaciones en 2022 superaron las 200 toneladas, en medio de enfrentamientos entre bandas del narco que se disputan las rutas para el trasiego.
A la par de las confiscaciones han aumentado las muertes violentas. La tasa de homicidios casi se duplicó entre 2021 y 2022, pasando de 14 a 25 por cada 100 mil habitantes. En los primeros 58 días de 2023 se registraron 945 homicidios intencionales a nivel nacional, un promedio de 16.2 casos al día.
Esta nueva tendencia ha obligado a miles de ecuatorianos a migrar hacia Estados Unidos. Un fenómeno que también es fomentado por la pandemia de COVID-19, que provocó una fuerte crisis de desempleo y huelgas por los amplios recortes de diversas empresas.
Para muestra un botón, las autoridades estadounidenses arrestaron, el pasado noviembre, a 12 mil ecuatorianos que trataban de entrar clandestinamente en Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades y de ponerse a salvo.
Pero son más los ecuatorianos que deciden quedarse en su país. Ahí es donde entra la delincuencia organizada, que afianza sus estructuras con reclutamiento y adiestramiento para hacer funcionar sus actividades ilícitas.
En ese contexto, la Corte Constitucional aprobó llevar al presidente Lasso a juicio político, acusado de beneficiarse de los fondos públicos, una medida que no fue vista con malos ojos por los ecuatorianos debido a los altos índices de inseguridad. Aún no hay fecha.
Lasso, en el poder desde 2021, dice que los ecuatorianos tienen un enemigo común: “la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado", por eso decidió que los civiles se armen o utilicen aerosoles de gas pimienta.
El uso libre de armas de fuego se puede volver una bola de nieve en descenso y provocar una anarquía, al tratar de tomar la justicia por propia mano. Peor aún, el país parece que está a las puertas de una epidemia de violencia como la que viven México, Colombia, Brasil, Venezuela o Perú.
POR ISRAEL LÓPEZ
COLABORADOR
ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
MAAZ