SILBATAZO INICIAL

La multipropiedad, amiga del olvido

Desde que tomaron a Santos, en 2013, registran dos campeonatos, en 2015 y 2018, cosa que hacía soñar a la exigente afición. Sin embargo, está el mal de la poco regulada multipropiedad

OPINIÓN

·
José Eduardo Iga / Silbatazo inicial / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El mal cancerígeno del balompié mexicano vuelve a escena. Con mi involucramiento real en el futbol, desde aquellos tiempos de Justino Compeán y Decio de María, ya era algo que frenaba cualquier principio de competitividad entre escuadras del mismo dueño o consorcio, además de las endebles reglas para evitar traspasos de jugadores de una franquicia a otra, el abandono, según convenga a intereses, de un equipo para fortalecer a su hermano trátese de uno o más. Este fenómeno se está dando en La Laguna y los resultados son tangibles.

La irrupción de Grupo Orlegi parecía un vaticinio de gente vanguardista. Comenzaban a ganar campeonatos en sus primeros años no sólo en el deporte de las patadas, sino en el beisbol. Algo comenzaban a hacer bien y parecía que el futbol mexicano podría dar un giro interesante, sobre todo, entre dos organizaciones antagonistas, como ellos y Grupo Pachuca, que desafiaban las viejas formas. Sin embargo, parece que esto solo fue un espejismo y han contribuido a la medianía del circuito para un proteccionismo extremo a sus combinados. La abolición del descenso y ascenso, entre otras, son decisiones que ya se reflejan, incluso, en la caricatura llamada Selección Mexicana.

Desde que tomaron a Santos, en 2013, registran dos campeonatos, en 2015 y 2018, cosa que hacía soñar a la exigente afición. Sin embargo, está el mal de la poco regulada multipropiedad. Desde que tomaron al Atlas comenzó a hacerse presente el cinismo en su máxima expresión, y más allá de que lograron llegar a una final ante Cruz Azul hace dos años, fueron los últimos vestigios de cuando a los dueños les importaba, aunque fuera un poco, el equipo. Jeraldino llegó de dar pena en Atlas. ¿Refugio? La Comarca Lagunera donde sólo pudo registrar un gol, siendo centrodelantero, y ¿adivine cómo lo logró?. De penalti. Intercambiaron entre ellos a Julio Furch, a la postre bicampeón con el Atlas e ídolo naciente en Torreón. El “Huevo” Lozano, sale a su natal Uruguay por un tema personal, pero seis meses después, en vez de regresar, fue a parar, para no variar, a los rojinegros, y es de lo mejor de ellos.

Los refuerzos llegan en tiempo y forma a la ciudad tapatía. Por el contrario, Juan Otero; Brunetta, del mismo nombre; Cecilio Domínguez, de pasado repugnante en la MLS estadounidense; Emerson Rodríguez, Lucas González, Leo Suárez, Alessio Da Cruz, y así me puedo seguir, tienen algo en común. Fueron refuerzos tardíos de los Guerreros. Llegaron después de la pretemporada, influyendo a la compenetración con el grupo y futbolísticamente hablando. Cuando hay dificultades en la contratación de alguno se entiende, pero esto es una tendencia en cada torneo en esta gestión. La multipropiedad está acabando con Santos. Veremos si alguien llega al rescate o se seguirá hundiendo el barco.

 

 

POR JOSÉ EDUARDO IGA
TITULAR DE ARREBATO DEPORTIVO EN EL HERALDO RADIO TORREÓN
@JOSE_IGA

LSN