TikTok es considerada la reina de la pandemia al consolidarse como la red social más descargada en los últimos años y contar con 1,051 millones de usuarios. Gracias a dicho crecimiento, la preocupación acerca del uso de su algoritmo ha ido en aumento.
No son anecdóticas las decisiones de censura en dispositivos de funcionarios públicos por parte de Estados Unidos, Unión Europea, Reino Unido, Dinamarca, Bélgica, Nueva Zelanda, Taiwán y Canadá. Tampoco lo es la comparecencia ante el Congreso estadounidense de uno de sus directivos, Shou Zi Chew o que países como India, Pakistán o Afganistán la bloquearan por completo.
Más allá del aspecto geopolítico que juega una plataforma global asentada en China, los riesgos en privacidad y seguridad para niños y jóvenes son importantes. La propia TikTok ha indicado que los usuarios no deben ser menores de 13 años y que, idealmente, consuman menos de 60 minutos de contenido al día. ¿Ello es suficiente?
Confucio señalaba que “los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos”. ¿Estamos tan acostumbrados a TikTok que no podemos dejarla?
A pesar de que Facebook y YouTube siguen siendo las redes más grandes, con 2,958 y 2,514 millones de usuarios respectivamente, la influencia de TikTok es brutal. Los videos que surgen de ella se convierten en virales en otras redes, la comunicación implica ser clara en 60 segundos y la monetización cada vez es un factor más importante para sus influencers. Además, TikTok es considerada la “red joven”, ya que el 52% de los creadores de contenido tienen entre 18 y 24 años.
Las redes sociales son fundamentales para la democracia, expansión del conocimiento, el intercambio de ideas y nuevas formas de informarnos, comerciar y entretenernos. ¿Podemos enseñarles a los más pequeños a utilizar la tecnología a su favor?
Miguel de Cervantes indicaba que “la senda de la virtud es estrecha y el camino del vicio, ancho y espacioso”. Sin duda, la alfabetización y la cultura digital son indispensables. Sin embargo, TikTok -al igual que otras redes- no es para todos. El problema no es que se conviertan en usuarios sino la temprana edad en la que lo hacen, el tiempo que se conectan y la calidad de los contenidos que reciben.
Si actuamos como verdaderos ciudadanos digitales, conscientes de la información que compartimos, los datos personales que brindamos o la manipulación a la que podemos estar expuestos, no necesitamos que los gobiernos determinen a cuáles redes debemos acceder. La gran disyuntiva es si queremos optar por un modelo de internet libre o si deseamos regresar a esquemas paternalistas en donde los legisladores y autoridades tienen un mayor peso en nuestras comunicaciones. ¿Le diremos adiós a TikTok?
POR LAURA CORONADO CONTRERAS
INVESTIGADORA DE LA UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO, AUTORA DE FAMILIAS ENREDADAS: CULTURA DIGITAL PARA PAPÁS Y NOVATOS (PENGUIN), LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN EL CIBERESPACIO (TIRANT), LA REGULACIÓN GLOBAL DEL CIBERESPACIO (PORRÚA) Y 12 ÓPERAS PARA CONOCER EL DERECHO (BOSCH)
@SOYLAUCORONADO
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