COLUMNA INVITADA

Fito

Fito solía decir a sus amigos que, cuando iba a la Ciudad de México, los “p” chilangos

OPINIÓN

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Antonio Meza Estrada / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Fito solía decir a sus amigos que, cuando iba a la Ciudad de México, los “p” chilangos taxistas le cobraban doble porque lo escuchaban hablar como “nolteño de chinaloa”.

Fito nació en Cantón, a inicios de los años cincuenta, justo cuando se construía el modelo socialista y el gigante oriental aún no se recuperaba de las hambrunas causadas por décadas de guerras de intervención e intestinas. A la muerte de su padre, su mamá lo manda a México con un tío que trabajaba como cocinero en un restaurante en la legendaria colonia china de Mexicali. Ahí, Fito hizo de todo: desde garrotero y lavaplatos, hasta terminar de socio mayoritario de una cadena de cuatro grandes restaurantes en las principales ciudades de Baja California, que se construyeron con su visión de negocios y capacidad de trabajo. La Misión Dragón, de Mexicali, tenía capacidad de atención simultánea de hasta cinco mil personas y la mayor parte de su personal era de origen oriental. 

Fito desarrolló para esos restaurantes un modelo “estándar” de menú, retomando la costumbre culinaria china y combinándola con el gusto del mexicano por la carne, el cerdo y el pollo, todos bien condimentados y picosos. Así nació “la comida china estilo Mexicali”. Al día de hoy, en la fronteriza ciudad hay más de trescientos restaurantes, la mayoría con el menú estándar, pero también estilo Pekín, Shezuan, Mongol, Tibetano y otros. 

Fito y yo nos conocimos como compañeros en la escuela primaria “Cuauhtémoc”, misma que estaba frente a la línea divisoria con EU. Él era el tesorero de la cooperativa escolar y yo el presidente. La semana que le correspondía a nuestra clase atender la tienda escolar, íbamos a “la yarda” o mercado de abastos, a comprar un saco de naranjas, mismas que vendíamos cortadas a la mitad y sazonadas con chile, ciruelas secas y sal en polvo. De broma, Fito decía que de las utilidades habían salido los capitales para años más tarde, desarrollar una cadena de famosos restaurantes orientales, “El dragón”.

Adolfo Yee fue un priista de toda la vida y falleció el mero día que el Institucional volvía al poder en las elecciones del 12, siendo despedido por miles de amigos y clientes que lo conocieron y apreciaron su amor por la patria adoptiva.

ANTONIO MEZA ESTRADA

COLABORADOR

MAAZ