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Bailongo

El republicanismo debe privilegiar la libertad y los derechos individuales

OPINIÓN

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Alejandro Echegaray / Campus / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Mientras la valiente senadora Xóchitl Gálvez se encadenaba a su curul en la Cámara alta y el senador Emiliio Álvarez Icaza raspaba la suela, el obradorato le asestó un golpe fortísimo a la homeostasis que regula la sanidad entre los poderes de la República. La mayoría de los convidados a la pijama party saben que nos enfrentamos a una situación límite, transitamos por una situación excepcional y de emergencia.

La afrenta en contra del andamiaje institucional y los Poderes de la Unión no radica en la eliminación de agencias burocráticas o gubernamentales. 

La reforma del Conacyt y la Ley de Ciencia que la acompaña será increíblemente perjudicial para el desarrollo del país. 

Al igual que la sustracción de recursos del fondo de protección para gastos catastróficos del extinto Seguro Popular con la finalidad de abultar clientelas. 

Desgraciadamente, la adhesión del Insabi al IMSS y la degradación de las capacidades estatales no es lo más grave de lo acontecido en días recientes. 

Lo que está en riesgo es la supervivencia de las reglas del juego y del entramado institucional que permitieron apertura, pluralismo y el advenimiento del morenismo. 

El debilitamiento de organismos autónomos como el Instituto Nacional Electoral(INE) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la eliminación de recursos destinados a organizaciones de la sociedad civil, la colonización de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y la militarización de la vida pública traerá efectos devastadores que posiblemente ya no se puedan revertir. 

En el campo de la salud, la eliminación del Seguro Popular, el desabasto de equipo médico y medicinas vendrá acompañado de dolor y muerte. 

Pero el fenómeno que padecemos y que se traduce en una menor eficacia del Estado no es lo más grave que acecha a nuestro país. 

Después del atropello legislativo del día de ayer y de la cruzada ininterrumpida en contra del INE y de la Corte, lo que está en riesgo es la supervivencia del entramado democrático liberal que se construyó en los últimos 30 años y qué costó la vida de muchos mexicanos. 

Al romper el equilibrio republicano, el obradorato se consolida como una tiranía en contra de las mayorías. Hamilton, en la convención neoyorkina de 1788, advertía que “una verdadera democracia, si fuera practicable, sería el gobierno más perfecto. La experiencia ha demostrado que ninguna posición es más falsa que esta. Las antiguas democracias en las que el pueblo mismo deliberaba nunca tuvieron un buen gobierno. Su carácter era tiránico; su figura: una deformidad”. 

El republicanismo debe privilegiar la libertad y los derechos individuales, y poner la soberanía en manos de la colectividad. 

La diferencia más significativa con la democracia es que el republicanismo establece que las personas tienen derechos inalienables que no pueden ser vulnerados por las mayorías. Es el tiempo de defender la República sin ambages ni vacilaciones. 

POR ALEJANDRO ECHEGARAY

COLABORADOR

@aechegaray1 

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