DESDE AFUERA

Una de cal...

Gutiérrez Müller visitó Belice, Jamaica, San Vicente, Granadinas y República Dominicana, para donar un escáner para obras, libros físicos y artesanías

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La reciente gira caribeña de Beatriz Gutiérrez Müller fue una de las mejores y más importantes iniciativas de política exterior tomadas en algún tiempo por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

La esposa del Presidente visitó Belice, Jamaica, San Vicente y Granadinas, así como la República Dominicana, para hacer donación en cada país de un escáner para obras y registros, así como libros físicos, archivos digitalizados y objetos típicos, en el marco de lo que se convirtió en una gira de buena voluntad por una región que en detrimento de sus propios intereses, México ha descuidado, si no marginado, a excepción de Cuba.

La región caribeña está compuesta por 13 naciones, sin contar a Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, que la convierte en un bloque votante de consideración tanto en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA) como en la Organización de las Naciones Unidas, y difícilmente pueden ser ignorados por quienes aspiren a crear nuevos organismos continentales o modificar los existentes.

La no-primera dama –rechazó el título desde un principio– llevó artesanías y viajó acompañada de funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores, incluso la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y del Archivo General de la Nación, así como un mariachi, en un avión de la Secretaría de Defensa Nacional.

La gira de la enviada del Presidente fue bien recibida, según las versiones de prensa en los cuatro países, donde se entrevistó con los jefes de gobierno o de Estado, y donde hizo la entrega de equipos destinados a preservar memorias históricas.  

Es cierto que no falta mucho para que una iniciativa así pueda ser calificada como buena, sobre todo, si se ve en el contexto de una política exterior virtualmente esquizofrénica.

Por ello, sorprende el silencio inicial de un desarrollo que de hecho fue un contraste con las continuas controversias alrededor de temas internacionales que varias veces se han originado en la Mañanera.

O tal vez fue por eso.

La política exterior pareciera haberse constituido en un continuo dolor de cabeza para el gobierno del presidente López Obrador, que con cierta frecuencia, se ve envuelto en polémicas innecesarias en torno a problemas internacionales, o incluso, por opiniones personales, manifestadas públicamente, sobre cuestiones domésticas de otros países.

También es cierto que las ocasionales intervenciones conocidas de la señora Gutiérrez Müller en temas de relaciones exteriores no han sido del todo positivas, como en el caso del frustrado nombramiento de Pedro Salmerón como embajador en Panamá y la menos polémica, pero también cuestionada designación de Eduardo Villegas como embajador en Rusia.

Por eso es tan extraño que una iniciativa de "poder blando", con genuino sentido político y de cooperación, haya sido presentada a posteriori simplemente como un viaje de trabajo normal.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM

@CARRENOJOSE1

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