EN LOS MARES DE LA EDUCACIÓN

Remordimientos

Ante el rezago educativo pospandémico, no queda más que insistir en la necesidad de desarrollar políticas públicas, como el programa de tutorías vespertinas

OPINIÓN

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Antonio Argüelles / En los Mares de la Educación / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En estas épocas cercanas al Día del Niño, a menudo se intensifica la culpa o el remordimiento que sienten muchas cabezas de familia por no pasar suficiente tiempo con sus hijos. 

Este sentimiento puede presentarse en hogares de todo tipo, pero es más común en los monoparentales —casi uno de cada cinco en México, según datos del Inegi—, debido a la dificultad que hay para conciliar la vida laboral con el cuidado de los hijos. En más de 80 por ciento de los casos, esta carga recae sobre una mujer.

¿Qu?? efecto tiene la ausencia parental en el desempeño educativo de los niños? Depende. Contrario a lo que se cree comúnmente, el acompañamiento al hacer la tarea no sirve de mucho. En un estudio recién publicado de la Universidad de Manchester, el tiempo que los padres dedicaron a ayudar a los niños con las matemáticas, el arte y la música casi no tuvo efecto en su progreso escolar. 

No se puede decir lo mismo de la lectura. Como reporta Ignacio Zafra en El País, según la Fundación Bonfil, que se dedica a estudiar las políticas educativas desde una perspectiva de equidad, los niños de ocho y nueve años cuyos padres leen con ellos en casa llevan medio curso de ventaja en comprensión lectora con respecto a los que no tienen ese privilegio.

Ahora bien, regresando al estudio de la Universidad de Manchester, la efectividad de estas medidas está mediada por el nivel socioeconómico y educativo de los padres. De acuerdo con Lin Ding, la autora principal del estudio, “los padres de diferentes clases sociales pueden leer a sus hijos, pero la selección de materiales de lectura y la explicación que viene con ella pueden diferir”. En cifras: tener padres con títulos universitarios y de una clase socioeconómica alta casi duplica la posibilidad de que los maestros evalúen a los niños favorablemente.

Esto lleva, inevitablemente, a que se profundicen las brechas educativas entre quienes están expuestos a la lectura en casa, con apoyo, recursos y espacios adecuados, y quienes no. Las carencias en la comprensión de lectura se amplifican con el paso del tiempo y, dado que se trata de una habilidad fundamental, repercuten en casi todas las materias.

En México, el acompañamiento lector familiar está severamente limitado por factores que incluyen la falta de tiempo de los cuidadores —especialmente en familias monopartentales—, el bajo nivel educativo —más de un tercio de la población adulta no concluyó la educación básica— y la idea, errónea, de que la enseñanza únicamente es responsabilidad de la escuela.

Ante esto, y ante el rezago educativo post pandémico, no queda más que insistir en la necesidad de desarrollar políticas públicas, como el programa de tutorías vespertinas al que he hecho referencia en otras ocasiones, que permitan reducir estas desigualdades.

 

POR ANTONIO ARGÜELLES
COLABORADOR
@MEXICANO_ACTIVO

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