COLUMNA INVITADA

¿Empresariado extraviado?

El caro costo de mantenernos callados, ante un gobierno que censura, somete y reprende. Es momento de unirnos para frenar la embestida y ser contrapeso

OPINIÓN

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Bosco de la Vega / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El empresariado mexicano está extraviado. Lleva cinco años buscando luz por caminos sombríos, y buscando salidas en puertas cerradas. En lugar de encender alguna luz o empujar con fuerza, ha preferido resguardarse de rincón en rincón, en la espera de que alguien, con el paso del tiempo, venga a su rescate.

El problema es que, como en la metáfora de la rana en el agua, el punto de ebullición ya llegó. La propuesta de reforma administrativa del Ejecutivo es, quizás, la más importante del sexenio y la última batalla legislativa previo al proceso electoral federal. Su trascendencia está en que sintetiza el entendimiento del Presidente sobre el papel del Estado frente al sector privado, y las fichas con las que el primero juega en el ámbito económico.

La iniciativa busca que el Gobierno pueda interpretar la realidad a su antojo, modificando las condiciones para permisos, concesiones y licencias, so pena de revocación; que pueda cambiar las reglas para echar atrás actos administrativos ya realizados conforme a la ley; y que pueda incumplir obligaciones, para garantizar que sus obras se construyan. Detrás de esta lógica no hay innovación administrativa, sino el malestar presidencial convertido en propuesta de ley.

¿Creen que sus concesiones están protegidas, sus negocios seguros, su inversión garantizada? Yo modifico la ley para poder revocarlas, quitárselos y cambiar términos y reglas. Lo más peligroso es que la iniciativa establece mecanismos que pueden aplicarse discrecional y selectivamente, con una lógica política. Se quiere inhibir que se levante la voz para cuestionar, proponer alternativas o manifestar preocupación ante la actuación y decisiones del gobierno.

Se incentiva a permanecer callados en vergonzosa sumisión, en espera de mantener concesiones o permisos. Lastimosamente hemos llegado aquí por esa timidez empresarial de la que todos formamos parte. Algunos porque no logramos convencer, con suficiente fuerza, la responsabilidad histórica de defensa frente al autoritarismo. Otros, porque apostaron a estrategias fallidas que confundieron los buenos tratos con capacidad de incidencia.

En ese extravío, los empresarios olvidamos también nuestra función social. Es gracias al impulso innovador y empresarial como generamos empleos e inversión y, detrás de cada empresa, hay mujeres, hombres y familias mexicanas que dan vida a la economía nacional, y por quienes debemos luchar.

Empresarios de México: estamos pagando caro el costo de no tener voces críticas ante un gobierno que jamás se detuvo en su intento por someternos. Un gobierno que, a cada acción conciliadora o que ha buscado apaciguar o comprar tiempo, ha respondido con descalificaciones gremiales y personales, violaciones a los derechos que la ley garantiza, o peor aún, con nuevas políticas infundadas o innecesarias que ponen en mayor riesgo el desarrollo y crecimiento económico del país.

Esto no sólo perjudica a la elite empresarial, sino a los 4,7 millones de pequeñas y medianas empresas que representan el crecimiento, inversión, empleo y futuro de 26.561 millones de mexicanos, a los que la cúpula del sector privado supuestamente debe representar y defender.

Es momento de unirnos para frenar la embestida, ser contrapeso, y actuar contundentemente antes de que se acabe el tiempo.

CUMULONIMBOS. “Cuando todo parezca ir en contra tuyo, recuerda que el avión despega con el viento en contra, no a favor”, Henry Ford.

POR BOSCO DE LA VEGA

COLABORADOR

@BOSCODELAV

MAAZ