Cuando la agenda nacional está cargada de temas importantes que mantienen en alerta a la sociedad nacional por las consecuencias que pueden traer a su seguridad personal y al sistema de salud, entre otras ramificaciones, en el Estado de México los capitanes que manejan a su gusto la campaña a gobernadora de la morenista Delfina Gómez, insisten en que no es necesario realizar los debates en las fechas señaladas por el IEEM.
¿Qué hay detrás de esa negativa tan enérgica?
Hay en la agenda nacional temas como esperar, seguramente más malo que bueno, lo que se vendrá después de la cumbre que sostuvieron en Washington los integrantes de la comitiva de alto nivel, esta vez encabezados por Marcelo Ebrard, quien fue acompañado por la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez; el general Crescencio Sandoval, titular de la Sedena; el almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina, y el doctor Jorge Alcocer Varela, de la Secretaría de Salud, un futuro por demás arriesgado para detener la producción y el tráfico del fentanilo en Estados Unidos, Canadá y México.
O la decisión de la FGR, de Alejandro Gertz Manero, de abrir una carpeta de investigación a Francisco Garduño por su presunta responsabilidad por omisión en los trágicos sucesos en donde murieron 40 migrantes en un centro de retención en Ciudad Juárez, en los momentos en que Garduño es todavía el encargado del Instituto Nacional de Migración.
O los debates que se han producido por la compra de 13 plantas, presuntamente chatarras, a la empresa española Iberdrola, operación a la que los jefes de la 4T han proclamado como una nueva nacionalización de la industria eléctrica.
O el descubrimiento de una nueva mafia de tratantes de migrantes que opera entre los estados de San Luis Potosí, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, descubrimiento que ha conmocionado a la opinión pública, como se ha venido documentando en los reportes de El Heraldo de México y las estaciones de Radio y los canales de Televisión de Heraldo Media Group, y que abre otro frente delictivo del ya saturado muestrario que tienen los servicios de seguridad y de inteligencia mexicanos, repertorio que en la mayoría de los casos sigue soterrado e irresuelto.
Y en medio de ese panorama tan complicado para las tres instancias de gobierno que existen en México, en el Estado de México huele muy mal la insistencia de Horacio Duarte de tratar de evitar que se confronten en sendos debates, que tendrían una gran difusión a través de los medios de comunicación nacionales y mexiquenses las aspirantes a la gubernatura, Delfina Gómez y Alejandra del Moral. La verdad es que a la aspirante de Morena ya le han ventilado los males que, muchos especulan, le pudiera señalar Del Moral en los debates.
Es ya muy trillado el hecho de que Delfina les quitaba parte de su sueldo a los empleados municipales de Texcoco cuando ella era jefa de la comuna, ya no sorprende a nadie.
De la misma manera que ya no son novedad las acusaciones contra Delfina de supuestos malos manejos financieros cuando fue titular de la Secretaría de Educación Pública.
Lo grave de esta resistencia de Horacio Duarte a que se realicen los debates entre las contendientes por la gubernatura del Estado de México, es que el ex director de aduanas pueda ser objeto en esas confrontaciones de durísimos señalamientos de su oscuro paso por la mencionada dependencia.
Horacio Duarte puede ser el tema de Alejandra del Moral en los debates para señalar qué clase de posibles colaboradores tendría Delfina Gómez en caso de llegar a ser la nueva gobernadora mexiquense.
Ya nadie se chupa el dedo pensando que Horacio Duarte no conoció durante su paso por Aduanas nada de lo relacionado con el ahora muy espinoso caso del tráfico de Fentanilo que llega de China a México.
Los más pendientes de lo que hizo Horacio Duarte en Aduanas son los agentes estadounidenses de las principales dependencias del vecino país encargadas de frenar la producción, el tráfico y el mortal consumo del Fentanilo.
Por allí puede andar el interés de Duarte en que no se celebren debates, porque en ellos le puedan descobijar su pasado en Aduanas.
POR JOSÉ LUIS CAMACHO ACEVEDO
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MAAZ