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Ya no es politiquería

Autoridades del Departamento de Justicia y de la DEA anunciaron una amplia acusación en contra de 28 miembros del Cártel de Sinaloa

OPINIÓN

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Carlos Zúñiga / Acceso Libre / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Para el gobierno de Estados Unidos no hay duda: es en México donde se produce el fentanilo, la droga que está matando a decenas de personas a diario en su territorio. Autoridades del Departamento de Justicia y de la agencia antidrogas DEA, anunciaron ayer una amplia acusación en contra de 28 miembros del Cártel de Sinaloa, a quienes señala de inundar las calles de ese país con el fentanilo a cambio de ganancias multimillonarias.

Con ello, el vecino zanja la polémica alimentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en los últimos días aseguró que en México no se producía este nuevo opioide sintético. Confundido quizá con los precursores que son necesarios para la fabricación de las pastillas, el Presidente le escribió una carta al dirigente de la República Popular China, Xi Jing Ping, para controlar los envíos de fentanilo a México. La respuesta llegó rápido, pero no fue la esperada. China no quiso asumir ninguna responsabilidad y pidió que Estados Unidos se hiciera cargo de sus propios problemas. El Presidente mexicano tuvo que modificar su discurso, pero en el Departamento de Justicia, lejos de enfrascarse en discusiones políticas estériles, ya se armaba un caso bien documentado en el que los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán son protagonistas.

Las acusaciones anunciadas el viernes imputan a los Chapitos,  Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, y Ovidio Guzmán López, este último detenido a principios de año, días antes de la visita a México del presidente estadoundense Joe Biden. Por el peso de los cargos contra los tres, la fiscalía pide cadena perpetua no revisable.

Una de las revelaciones más llamativas en la rueda de prensa de ayer en Washington, es que la DEA se infiltró en las más altas esferas del Cártel de Sinaloa. De acuerdo con Ann Milgram, la directora que acusó ante un comité legislativo al gobierno de México de no cooperar en sus indagatorias, sus propios agentes lograron seguir a miembros del Cártel hasta China, donde se realizaron transacciones para importar precursores químicos para la fabricación de fentanilo en laboratorios clandestinos. Los agentes de la DEA tienen restringidas las operaciones en México, gracias a una reforma promulgada en este gobierno.

La acusación es rica en datos, fechas, lugares, anécdotas y personajes. Por ejemplo, se narra cómo el negocio del fentanilo comenzó para el Cártel de Sinaloa en 2014, en una pequeña propiedad de Culiacán, bajo la custodia de Ovidio Guzmán, El Ratón. En este lugar se fabricaron las primeras pastillas que pasaron a Estados Unidos vía Tijuana. Fue tanto el éxito económico de la nueva empresa del Cártel, que El Ratón se quedó a cargo de las operaciones. 

Con este expediente, lo que de nuestro lado queda pendiente de saber, es cómo bajo la administración pasada y la actual, y con la ayuda de quiénes, esta organización creció a tal manera de convertirse en una seria amenaza para la salud de los estadounidenses. Solos, no pudieron llegar. 

POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ 

COLABORADOR

@carloszup 

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