Hablemos del absoluto fracaso de una de las obras insignia de la 4T; un proyecto que no despegó y tampoco ha podido aterrizar.
El año pasado, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (antes Santa Lucía) registró 1.3 millones de pasajeros, un 46% por debajo de su meta de 2.4 millones. Sobra decir que con esos números, cualquier negocio ya hubiera cerrado; pero como este aeropuerto recibe subsidios... En el 2022, un total de 1,370 millones de pesos (951 más de lo presupuestado); este año le están asignados 836 millones de pesos (a estos sumémosle lo que se vaya necesitando).
Los costos de construcción del AIFA superaron los 116 mil millones de pesos; adicionalmente, se invirtieron más de 10 mil en infraestructura de conexión (tan sólo el camino que se abrió, luego se cerró, para luego volver a abrirse —todo en un lapso de 48 horas— que conecta Ecatepec con Santa Lucía costó 7.5 mil millones de pesos). A ello hay que sumar los costos por la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, los cuales rondan los 332 mil millones de pesos.
Pero el costo principal del gigantesco mamut blanco llamado AIFA son los que el NAIM hubiera generado: 150 millones de pasajeros al año y unos ingresos que se traducirían en impuestos para las arcas nacionales.
El Felipe Ángeles ha servido de teatro, de espacio cultural y para la lucha libre, también para los tianguis; tiene museos y hay gente que va ahí a pasear (aunque, mismo eso, cada vez menos). Albergará un evento especial para el Día del Niño este 30 de abril, y cuenta también con Starbucks y con unos baños dignos de un centro de diversiones…
Sirvió también para demostrar que connotados influencers como Aquiles Chávez y Luisito “Comunica” no tienen la capacidad siquiera para usar guiones diferentes con objeto de promover al AIFA. No olvidemos tampoco el video de Sabina Sabrok para hacerle publicidad al aeropuerto, el cual las mismas autoridades prefirieron bajar de redes sociales debido a lo contraproducente que estaba resultando.
En otras palabras, Santa Lucía sirve de todo menos como aeropuerto. Ha sido fuente de inspiración para un himno, para que los generales hablen con una estatua, para albergar a miles de ratas (24 millones de pesos al año nos cuesta que una empresa fumigue roedores y otras plagas, así como para quitar perros y gatos que invaden las pistas). Por cierto, el AIFA también sirvió como carnicería: en su 1er año, 219 perros y gatos fueron sacrificados; a los encargados no se les ocurrió ponerlos en adopción.
Durante un par de meses, Santa Lucía logró colarse entre los 10 aeropuertos con mayor número de pasajeros de nuestro país. Mas, a partir de enero de este año, dejó el “top ten”. Claro, López Obrador continúa presumiendo que Felipe Ángeles es el aeropuerto “más importante de América Latina”.
Luego, al AIFA le ha dado por anunciar que ya es EL centro de carga. Sin embargo eso tampoco es cierto. El avión de DHL que fue recibido en magno evento y con la presencia de López Obrador, había aterrizado un día antes. Empresa y Presidencia se prestaron al teatro —insisto, para eso sí sirve el AIFA—. Y de los vuelos con ruta Santa Lucía- Cancún, algunos hacen escala en el AICM/Benito Juárez. Patético.
El AICM transporta 102 veces más pasajeros que Santa Lucía y el costo de un pasajero en este aeropuerto es de mil 345 pesos, mientras que en el Benito Juárez es de 20.20 pesos. Pero ante estas cifras, lo único que López Obrador pudo decir fue: “no llegan los pasajeros al AIFA, pero tampoco ya nadie lee el Reforma…”. En otras palabras, la perfecta radiografía de dicho aeropuerto: poco importa la farsa, lo que importa es que la gente no se entere. Por eso mismo es importante reiterar, cuantas veces sean necesarias, que con el AIFA hubo engaño. La 4T nos ha visto la cara.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
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@MALOGUZMANVERO
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