COLUMNA INVITADA

La deuda histórica

He escuchado “críticos” decir que la igualdad existe desde que las mujeres tenemos derecho a votar, con eso adquirimos la totalidad de nuestros derechos civiles y políticos, y me parece un precepto vago y fuera de contexto

OPINIÓN

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Diana Murrieta / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Las mujeres hemos crecido y nos hemos desarrollado en desventaja respecto a la totalidad de los hombres, esto se debe por los estereotipos de género que aún prevalecen en nuestra sociedad pero también, en su momento, por la búsqueda incansable de derechos.

Anteriormente, los hombres nacían y daban por hecho tener derechos y obligaciones; a estudiar, a votar, a trabajar, a estar en la toma de decisiones; muchas mujeres nacieron teniendo que luchar por los mismos, por lo que cuando llegaba el momento de la conquista de los mismos, los hombres ya llevaban décadas en ese camino.

He escuchado “críticos” decir que la igualdad existe desde que las mujeres tenemos derecho a votar, con eso adquirimos la totalidad de nuestros derechos civiles y políticos, y me parece un precepto vago y fuera de contexto. Si bien es cierto, no existe una ley que nos excluya y a la fecha la lucha feminista ha desarrollado mayores estándares de proteccción derivadas de las propias estadisticas, la realidad es que el derecho como tal no es lo fundamental; lo es la garantía.

Me alegra escuchar y ver de mujeres que están en la toma de decisiones pero fue hasta un par de años que vimos a una primera Presidenta de la Barra Mexicana de Abogados, hace algunos meses que tuvimos la primera Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a la fecha, no ha existido una mujer Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos; 70 años después estamos logrando incidir desde los espacios donde se desarrolla cimientos clave para el futuro de nuestro país.

Hablar de deuda histórica es también reconocer que existe, que el piso aún no está parejo pero que poco a poco lo iremos nivelando; entender la interseccionalidad de la mujer es también empatizar, es decir, no todas las mujeres vivimos las mismas violencias y ni una es menos válida que otra.

Aún en México hay “hogares” en los que hablar en una mesa no es permitido si eres mujer, estudiar es un privilegio, casarse es una imposición y ser madre es una obligación; también hay violencias económicas en sectores más desarrollados financieramente, violencia vicaría contra aquellas que ya no quieren permanecer en la violencia y la lista puede continuar, porque la deuda es sistemática y se perpetúa por diversos agresores.

Durante nuestra vida las mujeres difícilmente tenemos un solo agresor; en la mayoría de ocasiones el agresor se vuelve en el primer paso para violentar, pero detrás de él sí hay más que re victimizan y violentan desde distinto eje pero igual de trascendental e impotente que el primero; hay un sistema que encubre y hay una deuda que prevalece.

Julia Didriksson (@juliadidri), una activista mexicana tiene una frase que resume perfectamente el punto al que me gustaría concluir “Si la herida es sistémica, la sanación será colectiva.”  

POR DIANA MURRIETA

PRESIDENTA Y FUNDADORA DE NOSOTRAS PARA ELLAS, A.C.

@DIANAMURRIETAM

MAIL DIANA.MURRIETA@NOSOTRASPARAELLAS.ORG

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