No hay otra palabra que tragedia para describir el incendio en Ciudad Juárez, Chihuahua, en el que 39 personas perdieron la vida. Igualmente, dicho término también se empleó en su momento para referirse al siniestro de la Guardería ABC, en el que murieron 49 niños en Hermosillo, Sonora, el 5 de junio de 2009. Un fenómeno se ha visto en ambos acontecimientos, uno que dice bastante sobre la política en el país. Este tipo de sucesos despierta en los políticos la falta de compromiso de varios, pues es más fácil deslindarse que asumir la responsabilidad.
En el caso de ABC, se vio una lucha entre el gobierno estatal, en ese entonces del PRI, y el federal, panista, con el objetivo de librarse de la culpa y culpar a la otra parte. Ya sea negligencia del Instituto Mexicano del Seguro Social o del gobierno de Sonora, la realidad es que nadie quería hacerse responsable de lo sucedido. Para varios que componen la clase política, la tragedia se convirtió en un instrumento para atacar, dejando a las víctimas con respuestas vacías.
Toda tragedia crea diferentes realidades a su alrededor. La gente toma diversos factores para formular la visión que se tendrá de ella. Así como sucedió con la guardería ABC, se está viendo a los actores deslindarse de la responsabilidad relacionada con el incendio en un centro migratorio de Ciudad Juárez, tomando en cuenta que cada evento sucede en su contexto y con sus propias circunstancias. De igual forma, aparece la instrumentalización de este acontecimiento para servir ciertas agendas.
Se ha responsabilizado al gobierno mexicano, al Instituto Nacional de Migración, a la empresa privada encargada del recinto e, incluso, a los migrantes. Para supuestamente estar en un periodo “diferente” a los pasados, parece haber muchas similitudes en
el manejo de dos crisis similares. Se habla de ya unos detenidos, personas a las que la sociedad puede dirigir su enojo. ¿Es suficiente?
La tragedia de la Guardería ABC dejó cicatrices indelebles en la sociedad mexicana y expuso preocupantes tendencias en la política del país. Habrá que esperar para ver si sucede lo mismo con el incendio en Ciudad Juárez. A pesar de las similitudes en el manejo de ambas crisis, es imperativo reconocer las diferencias y particularidades de cada caso y contextualizarlos en su propio marco.
A lo largo de la historia, la falta de responsabilidad y el oportunismo político han plagado numerosas situaciones de crisis en todo el mundo. México no es la excepción, y la respuesta a estos desastres por parte de algunos actores políticos ha dejado mucho que desear.
En última instancia, lo que está en juego en el país va más allá de la política partidista y las luchas por el poder. Se trata de la vida y el bienestar de personas inocentes; tal vez sea importante recordarles eso a las clases políticas.
POR IGNACIO ANAYA
COLABORADOR
@Ignaciominj
MAAZ